Perú, Colombia, Chile y México han iniciado en Santiago el proceso preliminar de un acuerdo de integración profunda. La dimensión estratégica que induce la asociación de las cuatro mayores democracias representativas del PacÃfico latinoamericano y las economÃas de mercado de mayor apertura del área es excepcional. Por tanto, ese proceso requiere en el Perú de un liderazgo orgánico antes que sectorial o limitado a los detalles de una eventual multilateralización de acuerdos comerciales ya suscritos entre las partes.
En efecto, el peso de un anclaje liberal en la ribera latinoamericana del PacÃfico que nuclea a los Estados de mayor desarrollo en esa costa, que consolide la dimensión marÃtima del área compensando su arraigo continental, que promueva una proyección cooperativa hacia la mayor cuenca oceánica y que mejore sustancialmente los términos de competencia de estos paÃses con el Asia requiere una dirección que supera las competencias del ministerio de Comercio Exterior.
Sin duda que la participación de esa entidad es indispensable para asuntos de su sector (como lo ha sido CAVALI en la integración de las bolsas de Lima, Santiago y Colombia). Pero lo es más para la negociación del acuerdo transpacÃfico (que será clave para el gran acuerdo de libre comercio de la zona APEC) que para atender un proceso geopolÃtico que tiene el potencial de superar la dimensión técnica de la Comisión Permanente del PacÃfico Sur, de complementar el peso continental de la cuenca amazónica y de superar la influencia de los Estados corporativos del área que han inducido la fragmentación en la región. Más aún cuando el núcleo de los paÃses del Arco del PacÃfico (cuyo resto deberÃa sumarse luego) podrá ambientar mejor la resolución de controversias y generar confianza entre sus miembros (el caso peruano-chileno), complementar su dimensión interamericana con un posterior aproximación marÃtima a Estados Unidos y Canadá y facilitar el acceso al Asia (mediante la generación de ofertas conjuntas, abaratamiento de fletes, mejor uso de puertos y de flotas navieras cuyo predominio es hoy chileno).
El modelo de integración comercial y proyección marÃtima que puede ilustrar el rol de estos cuatros paÃses puede ser el de ASEAN (que tiene además una dimensión de seguridad). Esta tarea estratégica requiere una conducción polÃtica del más alto nivel. Procesarla en la dimensión tecnocrática es minimalista y puede resultar en la pérdida de una gran oportunidad.