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  • Alejandro Deustua

Lo Global y Regional en la Política Exterior Peruana

El escenario internacional que recibe al próximo gobierno seguirá marcado por la incertidumbre de corto y largo plazo. Si bien la economía global seguirá creciendo en el 2011 (4.3% según el FMI), sus fundamentos no son aún sólidos mientras que el incremento de los niveles de riesgo en los mercados no ayuda a consolidarlos.


En efecto, las dificultades de la primera potencia para confrontar los graves problemas de su deuda y déficit fiscal transmiten desconfianza a los agentes económicos y cuestionan aún más el rol central de los Estados Unidos. Y la crisis de la zona del euro, que agrava la precariedad de la perfomance y cohesión social de la Unión Europea, incrementa la presión sobre ese pilar occidental de la economía mundial mientras que el pilar asiático es aún incapaz de cumplir un rol de soporte efectivo.


En ese endeble contexto se desarrolla un proceso de distribución de poder en el que la interacción entre potencias establecidas y potencias emergentes impide garantizar que ese tránsito será ordenado.


Concluir de ello que el tránsito hacia la multipolaridad ha terminado con la era globalización para dar paso a una serie de órdenes regionales cerrados es, sin embargo, un error mayúsculo. En efecto, el comercio global no sólo creció el año pasado, 14.5% (OMC) sino que la inversión extranjera directa aumentó a US$ 1.2 trillones, 25% de los cuales se orientó a las economías emergentes (UNCTAD). A ello debe sumarse la innumerable cantidad de transacciones y movimientos transnacionales que la crisis del 2008-2009 ciertamente no ha cancelado.


Es verdad que, junto con ello, los flujos intraregionales han aumentado también, especialmente en Asia (aunque sin alcanzar los niveles de Europa), acentuando la tendencia hacia el regionalismo. En la perspectiva comercial, sin embargo, el regionalismo no opera sólo dentro de fronteras geográficas si se considera los acuerdos de comercio preferencial que, según la OMC, cuya ejecución equivalente al 35% de los intercambios globales.


Si la política exterior del Perú, que es una pequeña potencia en el ámbito global y una potencia mediana en el ámbito regional, va evaluarse ello debe hacerse buscando un equilibrio adecuado entre ambos escenarios. Especialmente si los mercados del grueso de nuestras exportaciones, las fuentes de inversión extranjera y los socios de mayor influencia siguen siendo extraregionales.


Ello implica que la prioridad política de la integración debe seguir orientada por los principios del regionalismo abierto. Si el mercado regional debe potenciarse para generar escala y, luego, desarrollo deberá hacerlo aprovechando también los beneficios del mercado global.


Ello potenciará nuestra política exterior cuyo ámbito de influencia, es cierto, sigue siendo vecinal y regional. La calidad de estos escenarios ha mejorado últimamente pero sin superar las dificultades que presentan la fragmentación ideológica, los asuntos limítrofes (cuya solución avanza) y los diferentes enfoques de inserción externa y de colectiva. Para procurar eficazmente una mayor convergencia de intereses en el área es indispensable incrementar nuestras capacidades y que éstas cuenten con el respaldo de una indispensable y adecuada inserción global.


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