Las Graves Consecuencias de la Denegación Rusa de la Condición Nacional De Ucrania
- Alejandro Deustua
- 23 feb 2022
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23 de febrero de 2022
Inmediatamente despuĆ©s de que el Presidente Putin presentara el marcho histórico que justificase eventualmente una invasión de Ucrania, Ć©ste procedió al reconocimiento estatal de las ārepĆŗblicasā de Donetsk y Luhansk, a establecer relaciones diplomĆ”ticas y suscribir sendos acuerdos de cooperación con ellas. De esta manera artificiosa empezaba resolverse, segĆŗn Putin, una injusticia histórica (la sustracción de Ucrania de Rusia seguida luego por la āmayor catĆ”strofe geopolĆticaā que fue la fragmentación de la URSS).
Es mĆ”s, el presidente ruso racionalizó la mutilación justiciera de Ucrania -precedida por la anexión rusa de Crimea en 2014- a travĆ©s de la denegación de la existencia de ese paĆs como nación (su territorio y población fue rusa desde siempre interpretó Putin). Esta afirmación tiene la gravedad que acerca a quien la esgrime a la aniquilación del contrario.
Para llega a ese punto, Putin responsabilizó a Lenin y Stalin por la creación de ese Estado mientras que Kruschev añadió perjuicio a Rusia amputÔndole Crimea para entregarla a la artificial república. Y mÔs recientemente, la proclividad anti-rusa de Ucrania se concretó mediante el golpe de Estado del 2014 que alineó a ese Estado con Occidente con serias consecuencias económicas y de seguridad para Moscú sentenció Putin.
Ese razonamiento ad hoc seƱala que el presidente ruso considera seriamente la ārecuperaciónā de la totalidad de Ucrania. En consecuencia, el āreconocimientoā de Donetsk y Luhansk serĆa sólo el primer paso de otros no establecidos con claridad.
Para consolidar ese paso, Putin consultó con la Duma -que ya habĆa ārecomendadoā el reconocimiento en cuestión- el envĆo de tropas a las nuevas ārepĆŗblicasā para āmantener la pazā en ellas. La autorización se obtuvo pero el envĆo de tropas aĆŗn no se ha realizado.
Tal omisión ha desatado conjeturas sobre si Rusia ya ha invadido o no Ucrania. De la respuesta a ese planteamiento depende la reacción que deba dar la comunidad internacional. Estados Unidos considera que la invasión āha empezadoā. En consecuencia, ha iniciado la retaliación por la escala baja de las sanciones económicas previstas. Ćstas se incrementarĆ”n conforme la invasión rusa vaya aumentando. La Unión Europea y el Reino Unido estĆ”n procediendo de similar manera (China, seƱalando a quiĆ©n favorece, discrepa de la imposición de sanciones a Rusia).
Esa sanciones iniciales (que abarcan el bloqueo de Rusia a los mercados primario y secundario para financiamiento de deuda, la negativa norteamericana de tolerar inversión extranjera y comercio en y con las ārepĆŗblicasā, la suspensión de la certificación del gasoducto Nord Stream por Alemania, y sanciones puntuales sobre individuos, funcionarios y parlamentarios rusos) indicarĆan que si los sancionadores tienen dudas sobre si se ha iniciado o no una invasión, estĆ”n por lo menos claros en que la amenaza de agresión es patente.
Precisamente por ello esperan que todavĆa sea posible una solución diplomĆ”tica (asunto complejo remarcado por el cerco territorial y marĆtimo de Ucrania). A pesar de que los miembros de la OTAN sostienen que esa solución depende del comportamiento ruso, la comunicación entre los contrincantes por canales alternativos debe ser muy intensa.
Al respecto, el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, ha demandado ante la Asamblea General que la contienda se resuelva en el marco de las disposiciones de la solución pacĆfica de controversias (art. 33 de la Carta de la ONU), ha adelantando su ofrecimiento de buenos oficios y ha exigido que se permita la ayuda humanitaria a mĆ”s de 2 millones de desplazados y necesitados.
Al respecto, el Sr. Guterres espera que las partes se focalicen en la implementación del segundo acuerdo de Minsk. El problema al respecto reside en que ese acuerdo se refiere, en parte, a la separación de fuerzas y armas en la región de DonbĆ”s (de la que forman parte Donetsk y Lukansk). Habiendo Ć©stas sido reconocidas por Rusia, Ucrania habrĆa perdido el dominio sobre ellas y, por tanto el acuerdo habrĆa quedado sin materia. Tal es el argumento ruso.
Este problema no es sólo jurĆdico en tanto, en la mĆ”s reciente reunión del Consejo de Seguridad, el consenso en torno a una eventual solución se basó en negociar en el marco de ese acuerdo.
En la eventualidad de que el acuerdo de Minsk desapareciera como prioridad, la agenda indica que las āgarantĆas de seguridadā reclamadas por Rusia (orientadas a impedir que Ucrania sea incorporada a la OTAN o a la Unión Europea asĆ como a un retroceso de la presencia militar de la OTAN en el antiguo vecindario ruso) y por Estados Unidos (sobre control, de armamentos, medidas de fomento de la confianza, no proliferación, etc.) regresarĆan al primer plano.
En ese escenario, el compromiso ruso de no invadir el resto de Ucrania y que Occidente acepte quizĆ”s, a cambio, la relación terriotrial entre DonbĆ”s y Crimea) es una posibilidad. La realidad del poder se habrĆa impuesto asĆ minimizando daƱos para todos ā¦pero a costa del Derecho. De momento, no es Ć©se el escenario a la vista. Pero puede serlo en el horizonte lejano.
Mientras tanto, nuestras autoridades debieran cumplir con algunas tareas esenciales. Primero, deben reiterar su apego a las soluciones enmarcadas en el Derecho Internacional PĆŗblico. Y segundo, conminar a Venezuela, Cuba y Nicaragua a que abandonen el explĆcito respaldo otorgado a Rusia en esta crisis. De no hacerlo, la región sufrirĆ” consecuencias de largo plazo.
De momento éstas ya se enrumban negativamente mediante el incremento de los precios de los combustibles que incrementarÔ la inflación, el posible aumento de las tasas de interés por encima de lo previsto o la afectación del mercado de valores sensibilizado por la incertidumbre y la interdependencia bursÔtil. A la vista estarÔ también el impacto de la crisis en nuestro aprovisionamiento militar tan vinculado a Rusia.
A pesar de ello la insensibilidad estratƩgica del gobierno y la de algunos funcionarios, quizƔs se exprese apenas en comunicados de minimis.




