top of page
  • Alejandro Deustua

La Inversión Extranjera en el Mundo y en América Latina

A pesar de que en el 2010 el crecimiento de los flujos globales de inversión extranjera directa aumentó apenas 1% en relación al 2009, el inicio de lo que puede ser una tendencia de crecimiento corrobora el fin de la crisis del 2008-2009. Pero más importante que ello es el incremento de la participación de los países en desarrollo y en transición en esos flujos (y el de Suramérica, en particular) según la Cepal (1).


En efecto, aunque los US$ 1122 mil de millones de inversión el año pasado superan por muy poco los US$1114 mil millones del 2009 y están lejos de los US$ 2100 mil millones del 2007, la CEPAL considera que el punto de inflexión hacia un escenario revitalizador se ha producido.


Pero el cambio fundamental que registra esa estadística es la alteración de los flujos de recepción. Según el estudio de la CEPAL ésta implicaría que los países en desarrollo y en transición han sobrepasado a los desarrollados como receptores de inversión extranjera pasando de 43% en el 2008 a 53% en el 2010.


Sin embargo, para comprobar que este cambio de tendencia implica un cambio estructural habría que descartar primero a los países en transición (una categoría con que la UNCTAD refiere a los países de Europa del Este y euroasiáticos) y, después, comprobar en la evaluación de los años próximos, si estamos frente a un hecho orientado por mejores oportunidades circunstanciales de mercado o frente un cambio en la composición del mercado financiero.


De otro lado, el año 2010 bien podría ser considerado como un indicador de menor valor en tanto el crecimiento económico global está en cuestión en dos de las principales fuentes de inversión: la Unión Europea y Japón.


Teniendo en cuenta esta observación, la estadística muestra un crecimiento del 10% hacia los países en desarrollo mientras que el comportamiento fue negativo en los desarrollados (una contracción de -7% en relación al 2009). Ello coincide con los números de la CEPAL: US$ 525 mil millones fluyendo a los países en desarrollo en el 2010 (vs US$ 478 mil millones en el 2009) y US$ 527 mil millones orientándose a los países desarrollados ese año (vs US$ 566 mil millones en el 2009). Como el 2009 es también de crisis, el indicador que orienta mejor la distribución bajos circunstancias “normales” es el 2007. En su transcurso, los flujos orientados a los países desarrollados fue de US$ 1444 mil millones mientras que los países en desarrollo recibía cerca de un tercio de ello (US$ 565 mil millones). Ésta es la relación que se debe tener como referencia en el futuro inmediato si se desea comprobar la calidad de la redistribución de los destinos de la inversión.


Por lo demás, la capacidad de los países desarrollados debe evaluarse teniendo en cuenta el hecho fundamental de que éstos siguen siendo fuente de origen principalísima de la inversión (78% del total). A pesar de que en este acápite el avance de los países en desarrollo es extraordinario, es aún menor: en diez años éstos han logrado duplicar su participación hasta representar el 22% del origen. Ello implica un cambio redistributivo mayor reflejado en reducción de la brecha entre fuentes financieras, pero no un cambio estructural.


De otro lado, la CEPAL prescinde de la comparación de los flujos dirigidos a América Latina y Asia para evaluar el progreso regional en la materia. Si bien en el 2010 se ha registrado un incremento de 40% de la inversión extranjera recibida por América Latina (el tercer mayor incremento anual en la historia) y de 56% en Suramérica (un récord histórico), aquél (el que corresponde a América latina) apenas ha reducido la brecha con el Asia en 10 puntos del ratio (1.57 en el 2010 en la relación Asia/América Latina vs 1.67 en el 2007 según nuestro estimado). Evidentemente, los US$ 113 mil millones recibido por la región el año pasado la revaloriza en el escenario financiero global. Pero la brecha con el Asia, que en el 2010 recepcionó US$ 334 mil millones, se sigue ampliando. Lo mismo ocurre al interior de Suramérica que en el 2010 fue favorecida con US$ 85143 mil millones de inversión extranjera (vs US$ 54550 mil millones en el 2009 pero sin batir el nivel de US$ 91329 mil millones del 2008). Aunque el incremento es más o menos generalizado en el área (salvo para Venezuela de donde la inversión fuga cayendo US$ -3150 mil millones en el 2009 y –US$ 1404 mil millones en el 2010), el hecho es que Brasil sigue concentrando fuertemente el flujo (más del 50% ese año con US$ 48462 mil millones) y Chile sigue dominando en el Pacífico sur (US$ 15095 mil millones vs US$ 7328 mil millones para Perú el año pasado).


Si a esa realidad se incorpora México (US$ 17726 mil millones el año pasado) el cuadro de situación en la región es el de un progreso que consolida los patrones de distribución financiera establecida en ella y que, por tanto, amplía los desequilibrios si se considera el stock histórico de esos flujos.


Pero sin embargo se progresa. Y ello, según la CEPAL, se debe a la mejor disposición de las empresas transnacionales a reinvertir en el área, a la estrategia de las mismas de optar por estos mercados durante la crisis, al dinamismo de los mercados emergentes (especialmente en las economías grandes de la región), el crecimiento de los mercados internos, al incremento de los precios de los productos básicos y al despegue de ciertos sectores manufactureros (automotores, circuitos integrados) y de servicios (telecomunicaciones). Aunque la CEPAl no considera entre estos criterio el de la confianza del inversionista en el área, es evidente que ésta es un factor determinante de su presencia en Suramérica factor que ningún gobierno debiera menospreciar.


A este escenario se agregan dos componentes de progreso: la participación creciente de la inversión suramericana en el exterior (como parte de un fenómeno incremental de los países en desarrollo) y la capacidad de absorción. Ésta última es considerada como un criterio que debe ser incluido en una futura metodología de cálculo de la inversión cuyo componente básico es determinado por la innovación. Si países como el Perú desean mantenerse como principales receptores en el área, deberán incrementar fuertemente la inversión nacional, pública y privada, en este sector tan abandonado por los últimos gobiernos y el interés empresarial.


Y también deberán preocuparse por el número de participantes en el mercado –y no sólo por cuánto invierten- en tanto el mecanismo que más impulsó la inversión extranjera en el 2010 fue el de las fusiones y adquisiciones transfronterizas. Ello ocurre poco en el área y de manera muy asimétrica.


5 visualizaciones

Entradas recientes

Ver todo

Fin De Año: El Gasto Militar En Suramérica

Si en abril pasado el SIPRI sorprendía con el anuncio de que Suramérica fue, en el 2010, la región que registró la mayor tasa de crecimiento

Logo Contexto.png
Header.png
bottom of page