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  • Alejandro Deustua

Inserción Externa en un Escenario Electoral

Aunque es difícil definir su status como potencia, el Perú ha mejorado en la última década los términos de su interacción con el mundo. En vísperas de una elección presidencial, cuyos candidatos son los más resistidos de los últimos años y presentan antecedentes que complican una adecuada inserción externa, es bueno recordar el valor de este patrimonio.


Especialmente cuando su incidencia sobre la población es reconocida por la ONU: entre el Perú 2000 y el 2010 el Perú subió del puesto 80 al 63 en el índice de desarrollo humano del PNUD. Más allá de la insuficiencia de este resultado, el hecho es que la pobreza se ha reducido en 54.8% a 31.3% en la década pasada (INEI). Por tanto, es necesario preservar el instrumental empleado, mejorándolo. Entre éstos se encuentran los medios usados para lograr un crecimiento un tercio superior al del 2000 (BCR). Si hoy la demanda interna ha pasado a comandar la perfomance, las exportaciones lo hicieron antes. Es cierto que el peso de éstas ha sido dominante dentro de un patrón regional que la CEPAL reconoció como de “reprimarización”. Pero ello ocurrió en un contexto de mejoramiento de los términos de intercambio derivado del mejor precio de los commodities y acompañado del crecimiento de las exportaciones no tradicionales (que se triplicó entre el 2002 y el 2009).


A incrementar el valor de las ventas han contribuido los acuerdos de libre comercio en un escenario de estancamiento de la Ronda Doha. Estos acuerdos han permitido diversificar mercados, abrir las posibilidades de desarrollo futuro y evitar el proteccionismo. A pesar de que la gestión de las asimetrías y de la vulnerabilidad pudo ser mejor negociada en los TLC con países desarrollados, esos acuerdos mejoraron la inserción en el sistema OMC, consolidaron nuestra interacción con las principales regiones económicas (incluyendo la americana donde el comercio intra -regional no tiene la dimensión de otros escenarios) y generaron empleo aún insuficiente pero con mejor interdependencia.


Ello ha coadyuvado al incremento constante de la inversión extranjera (US$ 7328 millones sólo en el 2010). Aunque ésta no alterado su distribución en la región (dominada por Brasil), está más diversificada sectorialmente de lo que se cree (la minería con 21% comparte sus beneficios con los sectores de comunicaciones (19.5%), financiero (15.25%), industrial (15%) y de energía (13.8%). Ello es insuficiente para lograr el desarrollo pero ayudará a promoverlo si el Perú sigue ocupando los primeros lugares en la región en clima de negocios.


Y también si mantiene un riesgo país que es casi la mitad del regional en el ámbito financiero permitiendo un mejor acceso al crédito.


Esa credibilidad se complementa con la creciente capacidad de generar estabilidad en el área, sea a través de la participación en misiones de mantenimiento de la paz, solucionando problemas fronterizos o manteniéndose en el grupo de los Estados comprometidos con la democracia representativa y los derechos humanos. Nada de esto puede sacrificarse el 5 de junio. Y menos cuando el contexto internacional tiende al deterioro. Quizás un acuerdo nacional sea necesario.


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