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  • Alejandro Deustua

Se Dinamiza la Política Exterior

Durante dos inusuales semanas la política exterior peruana ha llevado a la OEA, la ONU, la OCDE, Francia y España el interés nacional singular y el relativo a la comunidad internacional.


El más dramático episodio ha sido la reunión de cancilleres convocada para procurar una solución a la catastrófica situación venezolana. La oposición y abstenciones de países caribeños y del ALBA a esa convocatoria anunciaron, de antemano, el fracaso de la posible solución. Luego de que la propuesta, de la que Perú formó parte, sobre la cancelación de la Asamblea Constituyente en Venezuela, liberación de presos políticos, calendario electoral, cese de la violencia y atención humanitaria encontrara mínima receptividad en el grupo caribeño-albista, este grupo se rigidizó.


El camino al estancamiento hasta la Asamblea General de este 19 de junio fue liderado por el gobierno de Maduro. Es probable que la reanudación de la reunión también fracase mientras la dictadura venezolana se atrinchera y la ciudadanía se desangra.


Los tardíos diagnósticos sobre caos y confrontación en Venezuela urgirán propuestas excéntricas sobre negociaciones y mediaciones mientras la Conferencia Episcopal venezolana quizás espere su momento pacificador como los plantea el vapuleado Secretario General de la OEA. Éste ha jugado un rol indispensable para mantener la alerta colectiva sobre la creciente dureza de la dictadura bolivariana.


Ahora que el Perú ha readquirido capacidad de propuesta, su quinta elección como miembro del Consejo de Seguridad de la ONU debe potenciar, de ser necesario, su disposición a procurar las medidas que provee la Carta para revertir la autodestrucción venezolana. Negar que Venezuela es ya un problema de seguridad colectiva es tan ficticio como que su solución depende sólo de los venezolanos.


Es más, esa ficción no puede imponerse luego de que el Perú, en la ruta de la OCDE, ha aceptado el moderno compromiso de estándares de comportamiento político y económico que implican la deposición de la conducta interna regida por absoluta arbitrariedad soberana.


A reiterar ese compromiso fue el Presidente Kuczysnki a París logrando que se abriera la puerta de una posible invitación de acceso a ese organismo. La membresía plena es aún distante, pero la disposición de la OCDE para que ésta se concrete habría mejorado. El gobierno aspira a que ese camino se consolide en el 2021.


En ese marco, la visita oficial a Francia adquiere una dimensión estratégica que puede superar la aproximación civilizacional que el Perú acentuó desde Prado y De Gaulle y que se expresó previamente en cooperación militar. La mácula del proceso de adquisición de tecnología satelital no debe impedir esta nueva aproximación al incierto derrotero del sistema internacional.


Al potencial diversificador ha contribuido también la visita a España. Si ella supera el oropel retórico iberoamericano y se concreta, p.e., en inversiones limpias en infraestructura, un cambio estructural podría empezar a producirse en la economía peruana.


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