FMI: El Optimismo Económico es Matizado por el Riesgo Deflacionario
- Alejandro Deustua
- 15 ene 2014
- 4 Min. de lectura
En Contraste con Tendencias a la Alta Inflación en Suramérica.
La Directora Ejecutiva del FMI Christine Lagarde acaba de hacer pública una visión optimista de la economÃa global cuya perfomance debe consolidarse en el transcurso del 2014. El diagnóstico supera el enfoque coyuntural en tanto involucra el cambio del ciclo económico. Al respecto se espera que la dinámica del año marque un punto de inflexión en relación al quinquenio pasado.
Aunque de los detalles de ese diagnóstico se ocupará la próxima publicación del Panorama Global del FMI, la anticipación de la opinión del Fondo es un bálsamo que contribuirá a dejar atrás la peor crisis económica desde la Gran Depresión. El condicionante al respecto obviamente consiste en que los integrantes del sistema siguen las polÃticas adecuadas.
El cambio de ciclo implica que las economÃas desarrolladas reemplazan a las emergentes como locomotoras globales luego de que, durante la crisis, éstas fueran responsables hasta por el 75% del crecimiento. Ese tránsito no estará exento de riesgos en un escenario en que la remanencia de la crisis es aún visible (insuficiente creación de empleo, por ejemplo) e involucra un contexto de bajo crecimiento general. Entre esos riesgos destaca la eventualidad de una deflación que una perfomance global persistente por debajo del potencial de 4% podrÃa generar.
Entre otros inconvenientes a ésta amenaza real se suma el riesgo de una mayor turbulencia del sistema financiero internacional (eventualmente causada por una apresurada contracción de la polÃtica monetaria del FED cuya buena gestión no estará exenta de volatilidad de los flujos de capital) y una mala distribución de los beneficios del crecimiento (en el caso norteamericano se constata que el 95% de los beneficios por mayores ingresos ha sido acaparado por el 1% de la población).
Las recomendaciones generales para Estados Unidos, la Eurozona, Japón y las economÃas emergentes (a estas últimas la Sra. Lagarde sugirió mantener la estabilidad macroeconómica, fortalecer los sistemas financieros, estar alertas al surgimiento de burbujas financieras e insistir en reformas estructurales especialmente orientadas a mejorar la infraestructura y a eliminar obstáculos regulatorios) no incluyeron la necesidad de combatir el riesgo del retorno de la alta inflación en Suramérica. Este riesgo, que se desarrollo a contrapelo del riesgo deflacionario en los paÃses desarrollados, es real y comprobable especialmente en los paÃses del Cono Sur.
Es más, éste ya no complica sólo a economÃas desmanejadas como Venezuela y Argentina sino a economÃas de sobria gestión como las de Brasil y Uruguay. Si se descuenta a Venezuela (una inflación de 56%), esa fenomenologÃa se focaliza, de momento, en el MERCOSUR.
En efecto, el Banco Central brasileño acaba de elevar la tasa de interés por sexta vez consecutiva estableciéndola, de momento, en 10.5% (vs 7.5% en abril) para contener una inflación que, en términos anuales, cerró el año pasado cerró en 5.91% (vs 5.84% en 2012 mientras que la de diciembre fue de 0.92%, la más alta desde el 2003) (Mercopress). Una polÃtica de contención inflacionaria concentrada en el incremento de las tasas de interés puede contraer el escaso crecimiento brasileño contrariando el pronóstico de apenas 2.6% (CEPAL).
El caso argentino es aún más preocupante. La oposición acaba de publicar el Ãndice de inflación del Congreso elaborado por firmas consultoras al margen del muy cuestionado Ãndice oficial INDEC (cuyas cifras han sido cuestionadas oficialmente por el FMI entidad que ha llamado públicamente la atención al gobierno argentino al respecto). El Ãndice de la oposición da cuenta de una inflación de 28.38% en el 2013 (y de 3.38% en diciembre, la más alta en 22 años) a contrapelo del 10.5% que sugiere el INDEC.
Esta situación, que puede empeorar en el 2014 marcando el paso hacia la hiperinflación (un trauma del que los argentinos tienen memoria reciente), se ha producido a pesar de las medidas administrativas para controlar los precios y de los acuerdos forzados por el gobierno con productores y distribuidores con el mismo propósito. Al respecto, es claro que el gobierno debe cambiar de rumbo aunque a la fecha no hay indicaciones de ello.
Y para complicar el panorama en el MERCOSUR, el Uruguay, considerado el paÃs del año por la muy liberal y económicamente ortodoxa The Economist, cerró el 2013 con una inflación de 8.5% lejos del rango de 4%-6% proyectado por la autoridad monetaria de la República Oriental. Ese Ãndice coloca a Uruguay sólo por debajo de Venezuela y Argentina en la región y entre los diez paÃses con mayor inflación en el mundo (un muestreo de 115 paÃses según El PaÃs de Montevideo). Ese resultado pudo ser aún peor (siguiendo el caminos del 2012 cuando la inflación fue de dos dÃgitos) si en diciembre la inflación no bajaba a 0.72% debido principalmente a la reducción de 20% de los precios de la electricidad por la empresa pública a cargo (UTE). Ello no alivia la situación porque la inflación esperada de enero es de 2% ratificando la percepción de que la inflación no bajará en el 2014 (Mercopress).
Si el fuerte incremento de la inflación en el Cono Sur (subregión de la que intenta formar parte Bolivia que tiene una tasa inflacionaria de 4.5%) es correlativo con una perfomance bastante menor a la observada en los últimos años, es evidente que ese riesgo es preocupante aunque esté lejos de la estanflación.
De momento ese riesgo está localizado subregionalmente. Pero ciertamente puede contribuir a incrementar el riesgo regional. Bien podrÃa el FMI decir algo al respecto.




