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  • Alejandro Deustua

¿Está Empezando una Carrera Armamentista Global?

Un reciente informe del SIPRI (1) muestra cómo en el volumen global de venta y adquisición de armas ha seguido avanzando en el último cuatrienio a pesar de la crisis. Aunque ese reporte sólo refleja estadística (cuyo análisis se producirá después), se puede concluir de ella que ese crecimiento es la contrapartida del incremento de la anarquía en el sistema internacional.


En efecto, si esa estadística implica un aumento de los conflictos regionales (especialmente en el Asia y el Medio Oriente) y, ahora, el escalamiento de uno a nivel sistémico (la crisis de Ucrania), el SIPRI reporta para el período 2009-2013 un incremento en el volumen de transferencias armas del orden de 14% cuando las potencias mayores no se recuperan aún plenamente de los efectos de mayor crisis financiera desde 1929. Ello agrega a este tipo de transferencias una dimensión cualitativa que debiera calificar su volumen.


Lo más interesante del reporte es lo que éste grafica pero no explica: en el 2013 el nivel de transferencias ha sobrepasado el de 1995 (durante el “momento unipolar”) y al de 1991 cuando se quebró el sistema.


Ello indicaría una vuelta “a la normalidad” si no fuera porque esa tendencia es ligeramente superior al momento en que la URSS alcanzó el nivel de paridad nuclear con Estados Unidos marcando un punto de inflexión en la Guerra Fría. Éste fue el de una carrera armamentista que encontraría su punto más alto en los primeros años de la era Reagan y que luego decaería gradualmente hasta la disolución de la Unión Soviética.


Si la historia estuviera repitiéndose en este largo ciclo quizás el mundo esté ingresando en un nuevo escalamiento armamentista equivalente a la aceleración de dos fuerzas: una transición hacia una multipolaridad aún indistinguida y un incremento del ritmo de interacción conflictiva entre los Estados.


En un contexto de deterioro de la cohesión global pero de aún alta interdependencia y de compleja institucionalidad (cuyo rol ordenador, sin embargo, se ha deteriorado), ello implica un incremento de la dinámica realista entendida como un incremento de las tendencias al conflicto interestatal.


Desde el punto de vista de la transferencia de armas la aceleración de la dinámica multipolar se debe a dos factores. Primero al fuerte ascenso de China entre los primeros diez exportadores (del sexto al segundo puesto global) e importadores (del onceavo al quinto puesto global). Y segundo, a la concentración del 74% de las exportaciones totales en cuatro potencias: Estados Unidos (que ha decaído de 30% a 29% en su participación del mercado), Rusia (que la ha incrementado de 24% a 27%), Alemania (cuya participación también ha descendido de 10% a 7%) y China.


En ese escenario mercantil el ascenso de China se complementa con el descenso de participación en el mercado de las potencias occidentales (empezando por Francia). Ésta es un gran cambio que requiere de un seguimiento para constatar su dimensión estructural.


La segunda constatación más importante es explícita en el reporte: los cinco principales importadores de armas están en Asia y el Medio Oriente. Así, Asia y Oceanía son responsables del 47% de las importaciones globales (vs 40% en el período 2004-2008) y el Medio Oriente del 19% (vs 21% en el 2004-2008).


Entre ellas destaca la concentración en India, China y Pakistán del 32% de las importaciones totales. Estas estimaciones se presentan sin mencionar que esa trilogía de potencias emergentes implica a las potencias más grandes del Sur, el Centro y el Norte del Asia. En consecuencia si la acumulación de poder militar en el eje vertical de ese continente se expresara por la vía directa, de alianzas o de terceros alineados ello implicaría la activación de la mayor concentración de conflictos en el sistema internacional.


De otro lado, aunque el segundo lugar entre los importadores corresponde normalmente al Medio Oriente, la dimensión del conflicto ucraniano supera esa estadística.


Y puede superar también al que alberga el escenario asiático por el sencillo hecho de que aquél complica frontalmente al primer y al segundo exportador (Estados Unidos y Rusia) y porque ocho de los diez primeros exportadores están involucrados a través de la OTAN (el ausente es Israel) mientras el restante (Ucrania) es el directamente afectado.


De otro lado, la agregación de América Latina al conjunto americano no permite establecer cuál es la dimensión de sus compras y ventas (menos cuando Estados Unidos aparece como el principal exportador y comprador). De allí que el 11% de la participación hemisférica en el mercado de importadores sea irrelevante como dato.


La irrelevancia cuantitativa es, en este caso, trascendencia cualitativa, sin embargo, en tanto comprueba que, desde el punto de vista interestatal, América Latina sigue siendo la región más pacífica después del África (ésta concentra 7% del gasto). Aunque desde el punto de vista de la vigencia de conflictos convencionales puede Latinoamérica ya sea la más pacífica.


Este punto tiende a ser confirmado por la notoriedad de las persistentes adquisiciones colombianas a causa de la conflictividad no tradicional.


Sin embargo, esa conclusión parece contradicha por el Brasil (como antes lo fue por las compras chilenas).


En efecto, según el SIPRI, en el período 2009-2013 las compras brasileñas se han incrementado en 63% en relación al anterior período equivalente. Es más, a esa proporción debe agregarse la dimensión cualitativa que implica la adquisición de tecnología que acompaña la compra de 36 aviones de combate Gripen, un submarino nuclear francés, cuatro Scorpene del mismo origen y el ensamblaje local con tecnología italiana de 2044 carros blindados Guaraní.


Teniendo en cuenta que estas compras se hicieron en el contexto de una revisión a la baja de un proyecto de establecimiento en la región de un complejo militar-industrial que debía tener como centro al Brasil, ese país liderará la sofisticación de las compras militares de la región en el futuro cercano.


Entre los candidatos a seguirlo está Venezuela de la que el SIPRI reporta apenas el 8% de las ventas españolas en el período en cuestión (el tercer destino del sétimo exportador mundial) sin incluir las que hayan realizado o estén por realizar a potencias como Rusia (principal proveedor peruano) e Irán. He allí un núcleo estratégico peligroso que debe ser vigilado.



  1. Sipri: Trends in International Arms Transfers, 2013 March, 2014


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