top of page

El NĂșcleo del Arco del PacĂ­fico

  • Foto del escritor: Alejandro Deustua
    Alejandro Deustua
  • 20 abr 2011
  • 4 Min. de lectura

Cuando la prĂłxima semana se reĂșnan en Lima los presidentes de PerĂș, Colombia, Chile y MĂ©xico, la oportunidad de consolidar el nĂșcleo de esa red de Estados liberales denominada Arco del PacĂ­fico debe asegurarse.


Aunque concebido en tĂ©rminos de integraciĂłn simple, la formalizaciĂłn de ese nĂșcleo aportarĂ­a al Arco y a la regiĂłn latinoamericana una innovadora e influyente condiciĂłn geopolĂ­tica. Si el General Mercado JarrĂ­n recurriĂł a esa categorĂ­a de las relaciones internacionales para coadyuvar a la conformaciĂłn del Grupo Andino en tĂ©rminos continentales, Ă©sta es la oportunidad de complementar el arraigo territorial de PerĂș, Chile y Colombia con la proyecciĂłn marĂ­tima colectiva.


El grado de cohesiĂłn de estos paĂ­ses –y MĂ©xico- es, por lo demĂĄs, considerable si se tiene en cuenta sus fundamentos democrĂĄticos-representativos y de economĂ­a de mercado. Si el grupo se consolida, la equivalencia de Ăłrdenes internos entre los socios devolverĂĄ a SuramĂ©rica un anclaje liberal que, aunque con la mira puesta en el escenario central del PacĂ­fico como escenario axial de poder y de interacciĂłn econĂłmica predominante, compensarĂĄ largamente la dimensiĂłn autoritaria y mercantilista que los paĂ­ses del ALBA han intentado imponer en SuramĂ©rica.


Es mĂĄs, la dimensiĂłn del contrapeso determinarĂ­a un equilibrio muy favorable a la nueva agrupaciĂłn de paĂ­ses en el ĂĄrea en tanto que el nĂșcleo liberal en cuestiĂłn reunirĂ­a a los Estados mĂĄs poderosos y a las economĂ­as mayores de la regiĂłn costera.


Por lo demĂĄs, el proceso de conformaciĂłn del grupo –que esperamos sea ya una decisiĂłn polĂ­tica cuajada aunque sus formalidades deban aĂșn perfeccionarse- tendrĂ­a, en principio, un carĂĄcter casi inercial. En efecto, la convergencia entre ellos serĂ­a el resultado natural de los acuerdos de libre comercio bilaterales que esos paĂ­ses han suscrito entre sĂ­. Éstos, a su vez, han promovido la aceleraciĂłn de relaciones entres agentes privados que, con mayor o menor inevitable asimetrĂ­a, han fraguado una red de interdependencia cuya complejidad debe aĂșn crecer.


Esos vĂ­nculos, que retroalimentan la relaciĂłn interestatal, han sido ademĂĄs enriquecidos por los compromisos que mantienen los cuatro paĂ­ses con los mismos socios extra-regionales. Al respecto no es una novedad afirmar que el hecho de que PerĂș, Colombia, Chile y MĂ©xico hayan suscrito acuerdos de libre comercio Estados Unidos y la UniĂłn Europea (a los que se agrega los acuerdos de asociaciĂłn con esta Ășltima entidad) incrementa el nĂșmero y la calidad de intereses convergentes entre ellos.


Esta coincidencia resume y potencia el arraigo en Occidente que esas vinculaciones implican: la clĂĄusula democrĂĄtica, el liberalismo econĂłmico y el respeto a los derechos humanos forman parte sustancial de esos acuerdos y, por tanto, enriquecen la dimensiĂłn cultural de los viejos vĂ­nculos existentes entre ellos.


Consolidado el vínculo occidental y el interamericano en la costa del Pacífico latinoamericano, la relación con los países de la APEC se fortalecerå también notablemente. Esta evolución provendría claramente de la aceleración del acceso de Colombia a esa organización pero, especialmente, del incremento del potencial negociador de los demås y de emprendimientos microeconómicos conjuntos que estos puedan realizar en la cuenca del Pacífico.


A ello contribuirĂĄ sustantivamente la participaciĂłn del PerĂș en el Acuerdo EstratĂ©gico TranspacĂ­fico que, sobre la base de lo alcanzado por Chile, Nueva Zelanda, Singapur y Brunei, construirĂĄn adicionalmente Australia, Malasia, Viet Nam y Estados Unidos. Si ese acuerdo se concluye, Ă©ste devendrĂĄ en el gran acelerador de la integraciĂłn econĂłmica en la cuenca otorgando credibilidad a la meta de conformaciĂłn de una zona de libre comercio en la zona hacia el 2020.


Y si Estados Unidos lo suscribe, ello no sólo tendrå impacto económico mayor en la cuenca sino en el sistema interamericano: el objetivo de lograr una gran zona de libre comercio en las Américas se habrå logrado, por lo menos, en la costa del Pacífico americano.


En el centro de ese escenario hemisfĂ©rico estarĂĄn los cuatro paĂ­ses cuyos presidentes se reĂșnen la prĂłxima semana en Lima. Esa centralidad se afianzarĂĄ si Ă©stos logran agregar a la multilateralizaciĂłn de sus respectivos acuerdos de integraciĂłn bilateral el libre flujo no sĂłlo de bienes y servicios sino tambiĂ©n de personas y de capitales. Las “cuatro libertades” que definen la integraciĂłn madura se habrĂĄn logrado.


Si todo resulta como se espera –aunque la letra pequeña de los impedimentos siempre estĂĄ al acecho- se habrĂĄ logrado de acuerdo a lo que establece la teorĂ­a, la prĂĄctica y el sentido comĂșn de la integraciĂłn. Siendo Ă©sta gradual o evolutiva y procesalmente jerĂĄrquica, no admite equivalencias entre sus diferentes niveles.


En consecuencia, el resultado no serĂĄ producto del “pragmatismo” como se pretende hoy en el PerĂș sino producto de haber transitado de un estamento de integraciĂłn a otro superior. Es decir, si para lograr la uniĂłn aduanera se requiere de una zona de libre comercio previa y si la idealista uniĂłn polĂ­tica no es posible sin una uniĂłn econĂłmica previa, el sentido comĂșn dice que no es conveniente saltar etapas ni proceder como si cualquier integraciĂłn sectorial (sea fĂ­sica, energĂ©tica o de cooperaciĂłn social) fuese el sĂ­mil de la integraciĂłn de los mercados en conjunto. Ello es un error conceptual y estratĂ©gico encaminado al fracaso.


Es por estas razones que la implementaciĂłn del MILA (el acuerdo de integraciĂłn privada de las bolsas de valores de PerĂș, Chile y Colombia) que profundizarĂĄ el mercado de capitales entre esos paĂ­ses y agregarĂĄ escala a los mismos, requiere de una serie de requisitos previos muy vinculados a los tĂ©rminos de la coordinaciĂłn macroeconĂłmica (tipos de cambio, tasas de interĂ©s, regulaciĂłn equivalente, reglas antimonopolio y de competencia, etc.). Una vez que Ă©stas se hayan logrado ese mercado serĂĄ eficiente y agregarĂĄ riqueza en lugar que desviarla a favor de algĂșn socio. Si esto Ășltimo ocurre, el proyecto fracasarĂĄ.


Por lo demĂĄs, es bueno tener en cuenta que la complejidad medida por el sector pĂșblico en tĂ©rminos jerĂĄrquicos o graduales genera regĂ­menes que facilitan la amortiguan conflictos interestatales. Por ejemplo, dentro de un esquema de integraciĂłn como el del Arco del PacĂ­fico las consecuencias del resultado de la sentencia de la Corte Internacional de Justicia se podrĂĄn implementar mejor que en el marco de una integraciĂłn simple (una que abarque sĂłlo el mercado de bienes).


Al respecto es necesario reconocer, por tanto, que la aproximación de estos cuatro países no puede ser meramente técnica como se planteó originalmente en las primeras reuniones orientadas a la conformación del Arco.


Y si Ă©ste es un llamado de sentido comĂșn a lo tecnĂłcratas y a los funcionarios “pragmĂĄticos” lo es tambiĂ©n a ciertos candidatos presidenciales con el propĂłsito de que faciliten el buen destino de este proyecto en lugar de obstaculizarlo con argumentaciĂłn arcaica.



Etiquetas:

 
 
 

Entradas recientes

Ver todo
Logo Contexto.png
Header.png

Susbríbete a nuestra revista

Síguenos en

  • Facebook - Contexto.org

Gracias por suscribirte

TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS

SmartBoy 2020

bottom of page