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  • Alejandro Deustua

Desatendiendo el Cambio Sistémico

5 de enero de 2022


Si el Perú confronta con ambigüedad amenazas globales (pasivo en la pandemia con 203 mil muertos, más activo en el control de emisiones de efecto invernadero a pesar de ser allí un agente menor y muy dinámico en la generación de amenazas como el narcotráfico -2º productor mundial de coca-) está alerta a los problemas de ese contexto.


Pero siendo una economía de ingresos medios (BM) fuertemente dependiente del mercado externo y al tanto de las condiciones del mismo como productor minero principal (2º en cobre), no parece interesarse mucho en que su participación en el PBI global sea menor al 0.3% con perspectiva decreciente.


En efecto, Perú sigue la tendencia de América Latina a perder participación económica internacional (de 7.7% del total en 2010 a 5% plus hoy -Loser-) y su desempeño crecerá este año por debajo de Asia, Europa del Este y hasta del Medio Oriente (FMI).


Similar desinterés e inacción se presenta en el proceso de cambio de la estructura del sistema internacional (salvo por una infundada retórica multipolar).


Al respecto, las dos confrontaciones sustantivas (entre China y Estados Unidos -por predominio en el sistema y áreas de influencia en el Pacífico- y entre potencias occidentales y Rusia sobre la integridad y situación estratégica de Ucrania) no parece despertar el interés público.


Una inestabilidad creciente define a ambos escenarios. La reiteración china de sus derechos sobre Taiwán transita incrementalmente hacia el desafío militar mientras pretende consolidar soberanía sobre islas menores disputadas por sus vecinos. Como consecuencia, ha emergido en el océano Índico una alianza informal y occidental (el QUAD). Que se sepa, el Perú no ha reaccionado al respecto.


Y en Ucrania, Rusia ha consolidado la anexión de Crimea y pretende hacerlo en Donbás. Occidente fundamenta la expansión liberal hacia Eurasia en los principios de la integridad territorial y de soberanía de los Estados. Y Rusia sobre el de la autodeterminación de los pueblos (la población ruso-parlante es mayoría en la zona) y la seguridad nacional. Luego de votar en contra de la anexión de Crimea en un Resolución de la ONU (2014) no se conoce mayor reacción peruana.


Al respecto, Estados Unidos y Rusia desarrollan conversaciones en un proceso en que participan la OTAN y la Unión Europea.


La emergencia de un conflicto militar en cualquiera de estos escenarios pondría gravemente en riesgo al sistema internacional y alteraría la calidad geopolítica de nuestros socios. Sobre esa situación el Estado no se ha pronunciado.


En ese marco, y cuando la negociación de un nuevo acuerdo entre tres potencias occidentales con Irán no marcha por buen camino, las cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad han emitido una declaración sobre la necesidad de evitar una guerra nuclear, restringir ese poder a su dimensión defensiva y cumplir los acuerdo sobre no proliferación. Tal es el riesgo. Cancillería, crecientemente involucrada en la política interna, tampoco ha reaccionado a la rara buena noticia.


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