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  • Alejandro Deustua

Volatilidad e Inversión

A pesar del retorno de la volatilidad a los mercados financieros (evidenciada localmente en la oscilación de la bolsa) y del impacto del deterioro del sector hipotecario norteamericano en los mercados de crédito, el optimismo sobre la perfomance económica del Perú y de la región no decae. La reacción es buena en tanto se basa en los buenos fundamentos que registra la economía nacional y regional. Pero sería mejor si esa expectativa hiciera sitio a previsiones de una desaceleración contextual de manera que no ésta no afecte sustantivamente el crecimiento de la economía nacional.


De lo último (y anticipándose al 2008) da cuenta abierta el presidente del Banco Central de Chile, Vitorio Corbo (El Comercio). Otras instituciones locales son menos explícitas y prefieren graficar la proyección antes que explicarla.


Así mientras en la última Encuesta de Expectativas Macroeconómica del sector privado elaborada por el Banco Central del Perú se proyecta un crecimiento de 7.5% para este año, otras instituciones reducen la estimación para el 2008 y 2009 (6.1% y 6.3%). Aunque éstas son tasas altas en sí mismas y en comparación con el promedio regional (este año la CEPAL proyecta el crecimiento latinoamericano en 5%) prefieren no referir el impacto de la volatilidad financiera ni el de una posible desaceleración de la economía norteamericana.


El crecimiento de esta última, aunque disminuido, se mantiene firme según el Federal Reserve (en el rango superior del 2%) a pesar de los actuales indicadores de incremento del desempleo y de la contracción crediticia en el mercado norteamericano. Después de todo, ésta será saludable según The Economist porque reducirá los rangos de especulación y disciplinará las políticas crediticias hoy fuertemente relajadas.


Para corroborar el punto, el FED no ha variada la tasa de interés referencial (5.25%) preocupado más por la inflación que por una mayor desaceleración. La mayor preocupación por la presión inflacionaria que por el riesgo de una desaceleración mayor es replicada por otras autoridades monetarias (p.e., el Banco Centra Europeo). Si bien ello corrobora saludablemente que los motores del crecimiento global no están concentrados en Estados Unidos, el hecho es que las caídas en los mercados de acciones y de bonos de países emergentes no han cesado y que el acceso al crédito en gran escala se ha hecho más complejo.


El impacto en la volatilidad financiera consecuente ha llegado ya a nuestros mercados al tiempo que los precios de las materias primas han empezado a descender a pesar de la demanda asiática. En el tiempo, ello podría afectar el acceso al crédito local en un escenario de menores ingresos por exportaciones.


Que el Perú está bien preparado para minimizar una redefinición del contexto económico externo es claro: reservas por más de US$ 23300 millones, un menor peso de la deuda, sólidos superávits fiscal y de cuenta corriente y tasas de inflación dentro de los bajos rangos establecidos en la carta de intención con el FMI lo demuestran. Por lo demás, el Ministerio de Economía acaba de anunciar que la inversión privada debe pasar 18.3% a 21.6% del PBI el 2011 sobre la base de proyectos ya conocidos.


Sin embargo, si estas proyecciones se van a mantener será necesario considerar medidas que aseguren que el flujo de inversiones sea consistente. Entre otros factores, como la estabilidad política y social, ello dependerá de una política monetaria adecuada y de una eficiente gestión de las tasa de interés que el mercado contribuye a fijar. Si éstas se mantienen en los niveles actuales en un contexto de desaceleración, una reducción de la inversión privada es posible.


En tanto esa deficiencia no puede ser plenamente compensada con inversión pública, una reducción de las tasas de interés debiera estar en el horizonte del Banco Central al tiempo que éste apela a otros mecanismos para mantener la inflación bajo control (al respecto debe recordarse que, a pesar de la fuerte depreciación del dólar y de su impacto en el nuevo sol que se encuentra en su zona de influencia, éste ha tendido a apreciarse últimamente).


La expectativa a la baja de las tasas de interés por el FED ya está instalada en los mercados internacionales (su realización se espera para fin de año e inicios del próximo). Si el indispensable crecimiento nacional, que hoy depende más de la inversión que de las exportaciones, va a mantenerse, el Banco Central, en coordinación con sus pares, debiera estar alerta a ellas. Especialmente ahora que el TLC con Estados Unidos va a ratificarse y que las exportaciones deberán diversificarse.



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