PDVSA: Una Mala Opción
- Alejandro Deustua
- 16 nov 2007
- 3 Min. de lectura
La iniciativa presidencial de invitar a PDVSA a invertir en el PerĆŗ es una mala decisión polĆtica y económica.
Desde el punto de vista polĆtico no parece conveniente que el Presidente del PerĆŗ convoque a una institución cuyo gobierno estĆ” impulsando un orden totalitario de externa vocación hegemónica. Y menos en momentos en que una oposición razonable procura en Venezuela evitar ese trĆ”nsito. En ese marco, la invitación es inconsistente con el interĆ©s nacional y con la obligación del PerĆŗ de defender por medios razonables la democracia representativa, compromiso del que no se ha desligado.
La invitación desatiende tambiĆ©n la preocupación gubernamental por la injerencia extranjera que podrĆa evidenciar la proliferación de las denominadas "casas ALBA" en el PerĆŗ.
Por lo demĆ”s, la iniciativa no podĆa ser mĆ”s inoportuna luego del conflicto creado por Hugo ChĆ”vez con EspaƱa en la Cumbre Iberoamericana de Santiago. En este punto el Estado peruano, que pretende negociar un acuerdo de asociación polĆtica y comercial con la Unión Europea por la vĆa mĆ”s directa, no puede aparecer como aliado económico del provocador cuando uno de sus interlocutores ibĆ©ricos ha sido complicado por Ć©ste.
Y desde el punto de vista económico, la invitación a PDVSA es una mala decisión en tanto que tiende a incorporar a un agente de comportamiento irracional a un mercado que, como, el peruano estĆ” lejos de ser sólido en el sector hidrocarburos. En efecto, desde que el gobierno venezolano arrasó con la gerencia de PDVSA luego de la huelga del 2003, la gestión de esa empresa no ha brillado precisamente por su eficiencia. No sólo su producción diaria serĆa menor de lo que el gobierno venezolano publica (The Economist, Wall Street Journal), sino que la empresa es tambiĆ©n un instrumento polĆtico del gobierno empleado para la construcción de la nueva "economĆa socialista" que la reforma constitucional pretende consagrar. Y tambiĆ©n lo es de su polĆtica exterior. Ćsta se expresa acĆ” en el patrocinio venezolano de la integración energĆ©tica (los casos de Petrocaribe y Petroandina) y en el incremento del Ć”mbito de influencia geopolĆtica venezolana.
En el marco de control polĆtico sobre la empresa y sobre el escenario donde Ć©sta se instala, la preocupación emergente por la manipulación polĆtica de la inversión extranjera venezolana aparece mĆ”s claro. Ćsta se contextualiza en la aparición de los denominados fondos soberanos organizados en potencias emergentes sobre la base de extraordinarios ingresos de divisas acumulados en superavitarias balanzas de cuenta corriente.
En tanto estos multimillonarios fondos estÔn influidos por el interés nacional de los Estados propietarios (a pesar de que algunos de ellos puedan regirse según los manuales de "buenas prÔcticas corporativas"), la inversión de éstos en el extranjero no persigue sólo el interés del rédito de los accionistas (IHT). Dependiendo de cómo progresen (y la tendencia indica el crecimiento exponencial de su patrimonio) estas entidades forman parte de un nuevo capitalismo de Estado. En él la función estratégica estÔ ligada a la de la entidad estatal. Aunque el capital siempre se cobijó bajo alguna bandera esta vez ésta ciertamente le da su nombre.
Este es el caso de PDVSA. Y sin embargo no lo es, o lo es menos, en el de otras empresas públicas como Petrobras, PEMEX o ECOPETROL. No sólo estas entidades son administradas con criterios de mercado sino que pertenecen a Estados no hostiles. Y en el caso de Petrobras, su eficiencia estÔ garantizada tanto por su administración y actualización tecnológica como por su participación accionaria en el mercado de valores (una buena parte de sus acciones se cotizan en los principales mercados bursÔtiles).
Bajo estas consideraciones el PerĆŗ podrĆa obtener mayores ventajas comprando petróleo a PDVSA que asociĆ”ndose con ella para modernizar plantas refinadoras o para otorgarle derechos de exploración y explotación. El Estado peruano no sólo serĆa asĆ mejor servido sino que no quedarĆa comprometido con una entidad que obedece a los intereses totalitarios de Hugo ChĆ”vez y a su afĆ”n de predominio en la región.




