La Presión Externa se Agrega a la Torpe Maquinaria Electoral
- Alejandro Deustua
- 25 jun 2021
- 3 Min. de lectura
EstÔ claro que la segunda vuelta electoral ha sido fundamental e imprÔcticamente ideológica (allÔ los que piensan que las derechas e izquierdas han desaparecido). Pero ciertamente no se ha guiado por los principios de libertad y justicia que debieron gobernarla.
Y hoy se ha tornado en una contienda burocrĆ”tica entre autoridades que parecen no entender que deben āvelar por el respeto y cumplimiento de la voluntad popularā (art. 2 de la Ley OrgĆ”nica del Jurado Nacional de Elecciones, JNE) mientras los candidato presentan gravĆsimos y contradictorio reclamos y las potencias occidentales e instituciones regionales ejercen gran presión sobre autoridades y ciudadanos locales.
En el centro de esa contienda estĆ”n ahora las negativas del JNE a esclarecer las justificadas dudas ciudadana sobre la pulcritud del proceso y un gobierno que se niega a solicitar una auditorĆa procesal externa y tĆ©cnica a expertos que no sean los que concurrieron sólo a una observación genĆ©rica.
Y, agregando insulto a la injuria, sin importar el sustancial incremento de la incertidumbre causada por la ādeclinación irrevocableā al JNE del representante del Ministerio PĆŗblico (entidad encargada de la ādefensa de los derechos ciudadanos y de los intereses pĆŗblicosā) ni su afirmación de que el proceso no ha sido pulcro, potencias occidentales avalan lo realizado hasta ahora por la autoridad electoral.
Para fortalecer ese aval (es decir, con intención de que Ć©ste sea reconocido por los peruanos) Estados Unidos ha categorizado al proceso como āun modeloā para AmĆ©rica. Felizmente, y para curarse en salud, tambiĆ©n ha subrayado que la etapa final del proceso debe ser tratada en tiempo razonable y de acuerdo con la ley peruana reconociendo, indirectamente, que hay impugnaciones pendientes.
Lo primero puede obedecer a dos razones. Primero, Estados Unidos desearĆa prevenir un desborde que derive en conflicto abierto entre peruanos que produzca un quiebre definitivo de la democracia en el paĆs (todos deseamos lo mismo y tambiĆ©n no perder lo avanzado en tres dĆ©cadas de modernización económica). AdemĆ”s, la primera potencia no desearĆa la inestabilidad regional que pudiera derivarse derivada de una nueva etapa de violencia en el PerĆŗ. ĀæEs esto mera especulación?
Segundo, el particular entendimiento de la promoción de la democracia por el presidente Biden no puede sufrir mengua en una zona de influencia de Estados Unidos que, sin embargo, Estados Unidos ha descuidado irresponsablemente. Y menos cuando el presidente norteamericano acaba de hacer cuestión de Estado de ese punto en su primera cumbre con el presidente Putin. Esa reunión se enmarcó en las cumbres del G7 y de la OTAN que sellaron el mensaje principal de Biden: āAmerica is backā. Un pequeƱo paĆs, como el PerĆŗ, simplemente no puede arruinar ese resultado.
Pero mÔs allÔ de estas razones parece claro que estamos frente a una intromisión en asuntos internos (y también que la primera potencia no colaboró o simplemente no realizó ningún trabajo previo en el terreno para evitar el resultado presente).
El caso europeo es mĆ”s escueto y menos preciso en la calificación del proceso hasta ahora: si Ć©ste ha sido ālibre y democrĆ”ticoā segĆŗn la UE, esa entidad se abstiene de calificar cuĆ”n ājustoā le ha parecido.
Y si su calidad intromisoria pudiera ser discutible, especialmente porque recuerda que es necesario que la autoridad electoral resuelva los ālitigios pendientesā (un reconocimiento expreso de que existen cuestionamientos que absolver), es claro que el posicionamiento europeo implica presión que se suma a la norteamericana. Ello ocurre de manera extraordinariamente sincronizada.
Es en ese contexto, en que aparece el comunicado de la OEA afirmando que sigue los acontecimientos que, sin embargo, acaba de avalar. Y procede criticarlos. Pero en lugar de preocuparse por las consecuencias del tendencioso y superficial examen realizado por su Misión ad hoc en el PerĆŗ, califica de āinsólitaā la ādeclinaciónā del juez Arce al JNE sin preocuparse por los hechos punibles que esta declinación expone.
En este caso, parece claro que el Secretario General Almagro no va a contrariar a un presidente del partido Demócrata que busca renovar prĆ”cticas polĆticas perdidas. Como es tambiĆ©n evidente que la burocracia del organismo no va a debilitar la āautoridadā de su propia misión de observación aunque Ć©sta no hubiera cumplido con su tarea de la manera adecuada.
En este escenario, la CancillerĆa deberĆa notificar a las potencias occidentales de su protesta por intromisión en asuntos internos y convocar a que la OEA y la UE para que realicen una auditorĆa tĆ©cnica sobre lo actuado. Y tambiĆ©n asegurar al mundo que, una vez escuchados a todos los actores relevantes āincluida la Fuerza Armada-, el gobierno redoblarĆ” esfuerzos para lograr una salida democrĆ”tica al actual entrampamiento sin descartar un entendimiento entre los candidatos confrontados ni la realización de un nuevo ballotage si fuera Ć©ste necesario.




