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  • Alejandro Deustua

El Presidente Electo, el Voto Útil y la Política Exterior

5 de Junio de 2006



Según el presidente electo, Alan García, los peruanos independientes que han votado por él no lo han hecho optando por el mal menor sino ejerciendo el voto útil. La valoración de ese positivo pragmatismo electoral en los peruanos que le han favorecido revela un apropiado sentido de realismo en el Dr. García acorde con las circunstancias del proceso electoral. Y también estimula la expectativa de que su gobierno -y la política exterior que conduzca- debiera ser esencialmente prudente.


Si esta cualidad está identificada con la cautela, debe recordarse que ella se define en relaciones internacionales como el equilibrio entre fines y medios. La prudencia que el Dr. García ejerza en su segundo gobierno debiera reflejar, por lo tanto, la indisposición a plantear objetivos de cuestionable sustento material como ocurrió en su primera administración (especialmente en el área económica). Esta intención ha sido comprometida públicamente sin perder un ápice de su poder retórico. Pero más allá de la dimensión subjetiva con que el nuevo presidente se aproxime a la Jefatura del Estado, debe evaluarse el escenario internacional en que lo hace en contraste con el que definió su anterior gobierno.


En efecto, en la segunda mitad de la primera década de este siglo el Dr. García no encontrará ninguno de los obstáculos materiales que condicionaron su mandato en la segunda mitad de la década de los 80 del siglo pasado. Desde el punto del sistema internacional, el presidente electo, como es evidente, se verá librado de los apremios de la Guerra Fría. Y, desde el punto de vista del contexto externo, no ejercerá un gobierno presionado por los serísimos problemas económicos de la “década perdida” latinoamericana. Al respecto es pertinente recordar que, en el primer caso, el conflicto centroamericano que trajo nuevamente al continente la contienda Este-Oeste, indujo al gobierno aprista en la década de los 80 a la fricción con Estados Unidos y a la tensión hemisférica (que culminó con la denuncia del TIAR). Fue en ese escenario contencioso que se tuvo que llevar a cabo, sin éxito, la lucha contra el terrorismo e iniciar la cooperación en la lucha contra el narcotráfico. En consecuencia, la resultante de seguridad no podía ser del todo buena en la relación con Estados Unidos. Hoy, en cambio, la disposición a la cooperación hemisférica del Perú es mayor (aunque esté multilateralmente fragmentada), la relación con Estados Unidos pasa por uno de sus mejores momentos y ésta, liberada del conflicto Este-Oeste, se organiza bajo principios liberales compartidos (el antiimperialismo del presidente electo se filtrará a través de los principios coincidentes ligados a la democracia representativa, al Estado de Derecho y a la economía de mercado con matices). Y si la discrepancias persisten (la guerra de Irak, p.e.), éstas no afectarán sustantivamente la relación con la primera potencia ni complicarán una razonable cooperación hemisférica de seguridad en la confrontación de obvias amenazas globales. De otro lado, aunque la desestabilizadora ofensiva venezolana sobre la subregión andina y el resto de Suramérica complica los términos de la cooperación regional, ésta ciertamente no aleja al Perú ni de Estados Unidos ni de países que luchan por su sobrevivencia (Colombia) o por la consolidación de su progreso socialdemócrata (que como, en Brasil y Chile, es una variante del liberalismo antes que del marxismo).


Es más, en contraste con la alternativa felizmente derrotada del comandante Humala, el triunfo del Dr. García es percibido por estos vecinos (entre los que, quizás no se encuentre Bolivia hoy gobernada por el Sr. Morales) como una necesaria garantía de estabilidad regional y racionalidad congregante. Ello permitirá el ejercicio de una política exterior que, aún desde su perspectiva continental (el privilegio de la integración suramericana) fortalecerá la dimensión occidental y contributiva al orden intra y extregional que la mayoría de Estados latinoamericanos pretenden para sí desde hace un buen tiempo. En lo que se refiere al contexto económico, la política exterior del Dr. García no tendrá que hacer frente a los agobios de la deuda externa (hoy rebajada a alrededor del 33% del PBI y manejada en un escenario de concertación con los acreedores y los organismos multilaterales), ni a las urgencias de la reforma liberales (el consenso contemporáneo se inclina a favorecer políticas sectoriales y sociales que el APRA privilegia), ni a la recesión (el ciclo de expansión mundial, aunque con menor intensidad, sigue prolongándose), ni al antiimperialismo traducido en antiglobalización (el plan del gobierno aprista reconoce la importancia de las negociaciones comerciales multilaterales en el marco de la OMC, por ejemplo).


Más aún, ese documento confirma que las exigencias de equidad en el trato para países como el Perú deben darse en el ámbito del mejoramiento de la inserción global y regional del país. En consecuencia la aplicación del principio de regionalismo abierto será manifiesta en la búsqueda de la integración regional (la Comunidad Suramericana de Naciones y la CAN) y en el desarrollo de acuerdos de libre comercio con múltiples sujetos (el TLC con Estados Unidos, que es uno de ellos, debiera ser aprobado). La predisposición a la interlocución múltiple bajo las reglas de juego establecidas (lo que no inhibe la propuesta eventual de nuevas iniciativas normativas) aseguran la promoción por el Perú de una economía abierta, del comercio internacional y del buen trato a la inversión extranjera (con la que, sin embargo, se negociarán, probablemente, ciertos contratos en tanto el windfall actual favorece extraordinariamente a ciertas empresas). En este contexto la aspiración del Perú a lograr un mayor rol (“un país líder” en el Pacífico suramericano) bajo mejores condiciones de status (lograr el grado de inversión, p.e.) indican que la política exterior económica que conducirá el Dr. García será, como la de seguridad, cooperativa y funcional al beneficio compartido antes que confrontacional. Salvo que se tope con Estados manifiestamente hostiles.


Si estas consideraciones se prueban correctas, el trato de los obstáculos puntuales emergentes (1) es apropiado y la conducción del gobierno se realiza sin las irregularidades del pasado, el voto de los peruanos que optaron por el Sr. García ciertamente habrá sido útil para el Perú, la región, el hemisferio y Occidente.

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