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  • Alejandro Deustua

Comentarios al Balance Regional de la CEPAL del 2013

América Latina acaba de reconfirmar que el ciclo de fuerte crecimiento sostenido por la demanda externa ha terminado. En un contexto que anuncia una recuperación lenta (y, por tanto, insuficiente) de los países desarrollados, políticas económicas que impliquen más de lo mismo pueden resultar cortas de resultados aun cuando se logren mejoras en las colocaciones de bienes y servicios en el 2014.


Además de un pacto social, será necesaria, según la CEPAL algún tipo de política industrial para agregar valor al mercado interno y diversificar las exportaciones en un escenario de escaso dinamismo. Ambos requerimientos deben contribuir a generar orden, fortalecimiento institucional e inclusión de sectores emergentes. Al respecto el último balance regional cepalino ha producido un diagnóstico realista y generado algunas propuestas generales que merecen mayor desarrollo.


Mientras tanto la realidad muestra que el año culmina con un crecimiento regional extremadamente bajo: apenas 2.6%. Esta realidad no es excepcional en tanto forma parte de una tendencia de desaceleración que algunos no quisieran definir como sistémica y que ha sido atajada por un punto de inflexión reactivador en el segundo semestre del 2013.


Sin embargo si sistémica ha sido la caída sistémica será la lenta recuperación debido a la fuerte inserción regional en la economía mundial (aun considerando la heterogénea perfomance de nuestros países).


En efecto la desaceleración regional que parte de un crecimiento de 5.8% en el 2010 y sigue a uno menor de 4.3% en el 2011, de 3.1% en el 2012 y de 2.6% este año aparece fuertemente correlacionado con la desaceleración global de 4%, 2.8% 2.4% y 2.1% para esos años.


Lo mismo ocurre con la lenta recuperación esperada para el 2014: en tanto la economía global va a crecer, según proyecciones siempre revisables, a una tasa de 2.9% el próximo año, América Latina crecerá a una tasa de 3.2%. Por lo demás, la brecha entre el crecimiento regional y el global en estos años es más o menos constante (entre 0.3% y 0.5%) en el curso de una tendencia paralela.


Como es evidente las tasas del período 2004-2008 de 5.5%/6% (BBVA) en el agregado regional han dejado de ser una referencia para situarse hoy, en perspectiva, en los alrededores del 3% y 4% (BM). Si ello constituye un no deseable pero real “nuevo normal”, las expectativas son las de un umbral de lento crecimiento. Para no caer por debajo de ese piso se entiende que una buena ejecutoria depende de la preservación de los fundamentos que correspondan a las economías mejor posicionadas con la vista puesta en mejorar el reducido potencial del futuro cercano.


De otro lado, en tanto los comportamientos nacionales pueden ser divergentes (el Perú, que se ha desacelerado de 6.9% en el 2011 a 5.2% en el 2013 espera un crecimiento de 5.5% en el 2014 según la CEPAL -que debería ser de 6% según fuentes nacionales-) en la proyección de mediano plazo es bueno tener en cuenta el comportamiento sistémico.


En efecto, si la correlación regional con la perfomance externa es fuerte, se deben ver las tendencias que conforman esa perfomance así como los parámetros del desempeño. Especialmente si las economías occidentales se proyectan hacia un crecimiento moderado en el 2014 mientras China continúa declinando (aunque en el ámbito de una perfomance superior).


En efecto, la proyección del desempeño norteamericano en el 2014 es de 2.5% (vs 1.5% en el 2013) y la de la zona del euro de1.1% (vs –0.5% este año). En cambio China continúa un suave declive (que todos esperamos que ocurra dentro del escenario consensual del soft landing) que, partiendo del 10.3% en el 2010, transita por el 9.2% del 2011, 7.7% en el 2012, 7.6% en el 2013 y se proyecta hacia un 7.5% en el 2014 (CEPAL).


Si bien es cierto que la trayectoria norteamericana es irregular ésta también sigue un patrón (a cada impulso anual sigue un descenso anual). Y éste anuncia una proyección positiva (al punto de que el FED probablemente retire gradualmente el estímulo monetario en el primer semestre del 2014).


El caso de la zona del euro es más claro: luego de una desarticuladora incursión en el escenario recesivo siguiendo un curso regular (2% en el 2010, 1.6% en el 2011, -0.7% en el 2012 y -0.5% en el 2013) crecerá un estimado de 1.1% en el 2014 (CEPAL).


Ello muestra que el delinkage entre el curso de los países latinoamericanos y los desarrollados fue transitorio y vinculado a la crisis. Una vez superada ésta, el funcionamiento del sistema se afiata nuevamente. En ese proceso las economías occidentales vuelven a tener una incidencia positiva en la economía mundial y su mercado vuelve a ser atractivo para las exportaciones latinoamericanas.


Este factor debe tomarse en cuenta cuando se procure mejorar la inserción regional (hoy tan sesgada hacia el Asia). En este marco se puede pronosticar un incremento de las exportaciones (favorecidas, además, en muchos casos en la región por devaluaciones ya ocurridas). Últimamente éstas han sido golpeadas por la menor capacidad importadora de esos países y de China (cuyas tasas de variación cayeron del rango 20%-35% en el 2011 a 0%-10% en el 2013 –CEPAL-) y por el descenso de los precios de las materias primas. Partiendo de un índice de 100 en el 2005 estos precios subieron hasta una cota de 300 (minerales y metales) en el 2011 para caer fuertemente a un rango de entre 120-220 puntos en índice que presenta la CEPAL.


Ello afectó los términos de intercambio de la región invirtiendo la relación entre los precios de las exportaciones y los de las importaciones de positiva (7% aproximadamente en el 2011) a negativa (-3% aproximadamente en el 2013). Tal resultado redujo el aporte de las exportaciones al PBI generando balanzas comerciales y de cuenta corriente deficitarias que incrementaron la importancia del volumen exportador sobre el valor de las mismas. (CEPAL).


Si la capacidad importadora norteamericana y europea mejora en el 2014 esa situación podrá revertirse parcialmente pero quizás no al punto de compensar las limitaciones provenientes de la volatilidad financiera y monetaria. Ésta ya ha producido devaluaciones fuertes en Brasil y México y menores en Colombia y Perú además de disminuir la capacidad de acumulación de reservas.


El origen de ese problema es atribuible, en importante medida, al retiro del estímulo por el FED y a la salida de capitales provenientes de inversión en cartera atraídos por el buen desempeño de los mercados financieros en los países desarrollados. Ello ha sido acompañado por el incremento del costo del financiamiento externo (que, proveniente de un probable incremento de intereses en los países desarrollados, no debiera ser un problema mayor para los países mejor posicionados como el Perú) y un consumo externo aún insuficiente.


Frente a ello la CEPAL sugiere que, además de diversificar la oferta a través de políticas industriales, la región intensifique su integración. Si bien esta variable es una constante de las respectivas políticas exteriores, el hecho es que la recomendación de un renovado esfuerzo integrador se replantea en un escenario de menor crecimiento como si la integración fuera un instrumento compensador de las deficiencias del contexto interno antes que un requisito para el fortalecimiento del mercado regional y de la proyección externa.


Un nuevo esfuerzo integrador no será fácil teniendo en cuenta que, si bien las exportaciones subregionales y regionales del MERCOSUR crecieron 6% y 3% respectivamente, las exportaciones andinas a la subregión y a América Latina cayeron -2 y -3%, respectivamente, en el 2013 (BID). En un contexto que ofrece un crecimiento de escaso aliento, la integración será necesaria pero insuficiente para mejorar las perfomances nacionales.


Especialmente si países como el Perú redoblan sus esfuerzos en el sector primario que atrae una buena parte de la inversión extranjera. La integración será un renovado instrumento de dinamización de los mercados de escala si la inversión contribuye al incipiente proceso de diversificación de la oferta. Al respecto, la Alianza del Pacífico presenta el mejor escenario en la región. La coincidencia de orientaciones políticas y económicas, la natural convergencia de intereses y el posicionamiento estratégico de sus miembros favorecen ese proceso. A ello debe agregarse que, a diferencia de Brasil y Argentina en el MERCOSUR que apenas proyectan un crecimiento de 2.6% en el 2014 complicado por problemas de gestión económica, México (el más potente integrante de la Alianza -aunque con menor vocación regional por su intensa interdependencia con Estados Unidos-) crecerá 3.5% superando la perfomance de las mayores economías suramericanas el próximo año.


Por lo demás, el resto de integrantes de la Alianza son economías medianas con alta perfomance relativa en el área: Perú, Colombia y Chile crecerán en el 2014 5.5%, 4.5% y 4%, respectivamente. Y lo hará con mejores fundamentos que el resto de vecinos. La convergencia de ese potencial dinámico es difícilmente superable en la región.


Ese esfuerzo de integración será acompañado por el fortalecimiento de la inserción en las economías occidentales. Ésta, sin embargo, seguirá encontrando en el Asia un potente mercado para las colocaciones regionales.


Pero el estímulo diversificador no provendrá de ese destino sino de nuestra capacidad de generar una nueva oferta. Ello requerirá mayores niveles de inversión. Si su componente externo se ha mantenido en el 2013, su orientación debe cambiar progresivamente hacia el sector de servicios y el manufacturero.



Fuente. principal:

CEPAL: Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2013

Diciembre de 2013.


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