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  • Alejandro Deustua

Ad Portas de un Nuevo Fracaso Multilateral

Postdam es una ciudad asociada con la victoria y el progreso. Allí, en 1945, los aliados se reunieron para discutir el orden mundial de la post guerra y la administración de Alemania. Contrariando esa simbología, esa ciudad acaba de albergar una reunión ligada al fracaso y a la incertidumbre de una de las vigas del orden global contemporáneo: el multilateralismo comercial.


En ella, los encargados de facilitar los acuerdos necesarios para rescatar la Ronda Doha del empantanamiento en que se encuentra desde el año pasado y de aliviar la morosidad de su desarrollo desde que fue lanzada en el 2001, fracasaron estruendosamente en el empeño. Y lo hicieron con estilo incrementando, con increpancias mutuas, la probabilidad del fracaso de la próxima reunión de los miembros de la OMC que debiera dejar listo el acuerdo final de la Ronda para fines de año.


En efecto, en Postdam los representantes de Estados Unidos, la Unión Europea, Brasil e India (el G 4) no sólo no avanzaron, como era su mandato, sino que agregaron hostilidad a la falta de acuerdo. El representante de la India lo resumió así: al final de cuentas, todo quedó en una muestra de arrogancia y de inflexibilidad de parte de Estados Unidos y la Unión Europea (IHT). La animadversión giró nuevamente en torno a un tema recurrente: las ofertas de rebaja de los subsidios a la producción y exportaciones a agropecuarias por los países desarrollados.


A la par, publicaciones especializadas atribuyeron a la inflexibilidad del representante de Brasil una cierta disposición histriónica para ganar posición entre los países en desarrollo y al de la India, falta de seriedad (el señor representante, probablemente para presionar, no arribó oportunamente a la reunión y tomó el avión de regreso sobre la marcha).


En el camino quedó una oferta norteamericana de limitar los subsidios agrícolas a US$ 17 mil millones mientras Brasil reclamaba un techo de US$ 15 mil millones (FT) al tiempo que los representantes de los países en desarrollo no mejoraban sus ofertas de incremento de acceso a las exportaciones de productos manufacturados.


Mientras ello ocurría, el Director General de la OMC, el señor Pascal Lamy intentaba aliviar el daño considerando que si bien la reunión del G 4 era importante para tender puentes entre las partes, lo indispensable era el acuerdo multilateral de los todos miembros. Éste sin embargo está aún más lejos que en febrero cuando, luego del fracaso de mediados del año pasado, los miembros de la OMC decidieron relanzar el ya relanzado proceso Doha cuyo objetivo principal es favorecer a los países en desarrollo mediante una mayor apertura comercial.


En efecto, ad portas del término de la autoridad negociadora del Ejecutivo norteamericano (el fast track vence a fines de este mes de junio), la intensificación del proceso electoral en esa potencia y con la Unión Europea enfrascada en complicadas negociaciones para reorganizar sus principios y reglas básicas (el nuevo proceso "constitucional"), la atención a la ronda Doha puede decaer en los próximos meses.


Si ello concluye en fracaso de la Ronda, el multilateralismo comercial quedará aún más dañado de lo que ya está mientras que el recurso al bilateralismo se incrementará en un contexto crecientemente inestable donde el aumento de las tendencias proteccionistas acompañan peligrosamente a la conflictividad creciente en el sistema internacional. En ese ámbito no sólo los países en desarrollo se verán afectados por la consolidación de barreras a sus exportaciones agropecuarias sino que éstas tampoco tendrán perspectiva de reducción por la vía bilateral según muestras las negociaciones de acuerdos de libre comercio entre economías mayores y menores.


De otro lado, si el comercio internacional de bienes y servicios, que en el 2005 se valorizó en alrededor de US$ 13 millones de millones, forma parte importante del ciclo expansivo de la economía global, ese aporte se verá reducido incrementando la incertidumbre sobre las perspectivas de extensión del ciclo. Ello podría incrementará la tentación regresiva de las políticas económicas de apertura contribuyendo al desorden global y regional (el caso suramericano es una buena muestra de ello) debilitando los avances de la interdependencia mundial.


Al cumplirse 70 años de la organización del primer régimen multilteral de comercio abierto, el tantas veces anunciado fracaso de la Ronda Doha podría materializarse esta vez con real estruendo. Si Postdam ha dado una señal que apunta a ese deterioro regimental es indispensable revertirlo.



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