Guerra y Negociación
- Alejandro Deustua
- 26 feb 2023
- 2 Min. de lectura
27 de febrero de 2023
Si lo Ćŗnico cierto de la guerra en el Este de Europa fuera la identidad del agresor (Rusia) y la del agredido (Ucrania), su solución elemental requerirĆa que el agresor revierta la invasión, pague reparaciones y el agredido recupere sus territorios y sea asistido en la reconstrucción. Pero aĆŗn para esta hipótesis sobre-simplificada sólo existe convicción militar, sobrecarga geopolĆtica y nulo horizonte temporal para su solución.
Mientras tanto, a la espera de aún mayor intensidad bélica, la guerra sigue escalando. En efecto, en el lado ucraniano, el flujo de armas sofisticadas se acelera, la distinción entre defensivas y ofensivas es cada vez mÔs ambigua y el riesgo de que los socios de Ucrania transiten a una confrontación directa es mayor.
En el proceso, el triunfo, que no sido definido por ninguna de las partes, no supera la suma 0 mientras la OTAN se expande, socios del PacĆfico se suman y se amplĆa la indispensable asistencia económica a Ucrania (la norteamericana mĆ”s que duplica a la europea y suma mĆ”s que el conjunto restante -US$ 76.8 mil millones a enero dividida en armas, asistencia de seguridad, financiera, humanitaria y prĆ©stamos -CFR-).
En el lado ruso, la āamistad sin lĆmitesā de China estĆ” en camino de superar sus tĆ©rminos económicos mientras el aprovisionamiento militar incluye a potencias emergentes antioccidentales, los ejercicios militares fuera del teatro de operaciones se expanden, el recurso a la guerra hĆbrida se intensifica y el presidente Putin suspende el Ćŗltimo tratado de limitación de armamento nucleares luego de definir la amenaza tambiĆ©n como āexistencialā.
AsĆ, mientras Ucrania ha perdido cerca de 30% de su PBI y la economĆa rusa continĆŗa desacelerĆ”ndose (-3.8% en 2022) a la espera de nuevas sanciones, la ONU proyecta una caĆda del PBI global a 1.9% este aƱo (desde 3% el 2022), con las economĆas desarrollados cayendo a 0.4%, la de los paĆses en desarrollo a 3.9% y AmĆ©rica Latina sumergiĆ©ndose en 1.4% (v s 3.8% en 2022).
Si los rezagos de la pandemia, la inflación global y el ajuste correspondiente son factores contribuyentes a esta pésima situación, la guerra es un factor determinante. Tanto que luego de un repunte post-COVID, la proyección del comercio global para este año cayó -0.4 % en el marco de fuertes tendencias a la desglobalización.
Mientras esa fragmentación estimula otros conflictos y mayor armamentismo en escenarios regionales diversos, dejar que la guerra se resuelva sólo mediante la dinÔmica militar va contra el interés global (incluido el de los beligerantes).
Al respecto se requiere la generación del momentum adecuado para negociaciones serias que se basen en el principio de integridad territorial de los Estados, la neutralización de zonas en las que colisionan fuerzas expansivas de ambos lados y se aseguren la reconstrucción y compensaciones al agredido. Al respecto, es esencial atenuar la fricción entre grandes potencias en pleno reacomodo sistémico y consolidar el espacio liberal.




