Esbozo de Alineamientos en la ONU
- Alejandro Deustua
- hace 3 días
- 2 Min. de lectura
29 de setiembre de 2025
El Secretario General Antonio Guterres acaba de presentar a la Asamblea General de la ONU una alternativa para encarar la fragmentación del sistema internacional: elegir entre la cooperación o el caos, la paz o el conflicto, el derecho o el desorden.
El presidente Trump respondió. En materia de solución de conflictos sin la asistencia de la ONU (que hoy incluye la catástrofe en Gaza) y de comercio, energía o migraciones la soberanía nacional prevalece. Esta facultad esencial del Estado (relativizada pero nunca negada), abarcó el desconocimiento de la crisis climática y la importancia de algunas energías renovables. El unilateralismo quedó justificado.
El presidente del Consejo de la Unión Europea devino entonces en baluarte liberal. La UE, fundada en la “reconciliación y justicia”, es funcional a un orden basado en normas y una alternativa cooperativa a un mundo “caótico y violento”. E impulsa acuerdos de libre comercio mientras mantiene sus compromisos ambientales en tanto el cambio climático es una realidad incontestable.
En medio de esa aparente división occidental, China se presentó como campeón del multilateralismo en el tránsito multipolar y de la causas de solidaridad y cooperación. Y también como el defensor de la seguridad para todos y de respeto a todas las civilizaciones. Nada se dijo sobre su afán de predominio, proyección militar ni competencia desleal.
Previamente la presidenta Boluarte reiteró la filiación del Perú con los principios y la reforma de la ONU. Y presentó su agenda: rechazar amenazas tradicionales (invasiones, guerras), combatir las no tradicionales (narcotráfico y minería ilegal ligada al crimen organizado) y atender las globales que requieren mayor cooperación. Especialmente cuando el totalitarismo reemerge procurando destruir la democracia.
Los presidentes de Brasil y Chile añadieron respaldo a la causa liberal (y luego patrocinaron la congregación de las izquierdas). El presidente Lula identificó una correlación entre la crisis del multilateralismo y el debilitamiento de la democracia y sostuvo que la única guerra útil era la que se libra contra el hambre y la pobreza mientras se confronta la realidad abrumadora del cambio climático. Y el presidente Boric priorizó la defensa de los derechos humanos y la denuncia de su violación en Gaza y Ucrania.
Esa aparente sintonía suramericana con la ONU no fue compartida por el presidente Milei. Éste indicó que la ONU debía dedicarse prioritariamente a los asuntos de paz y seguridad siendo lo demás supletorio, supranacional o burocrático. Al respecto justificó las políticas internas y externas del presidente Trump.
De otro lado, los estados en guerra defendieron la necesidad esencial de derrotar al enemigo al margen de los medios empleados (Israel) y de confiar sólo en las armas y las alianzas (Ucrania). Y Rusia reiteró sus condiciones para negociar: atender a las causas fundamentales del conflicto y el reconocimiento de los derechos de los rusos.
He aquí un bosquejo de alineamientos frente al cambio de orden.
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