El Sorpendente Triunfo de Milei
- Alejandro Deustua

- 27 oct
- 3 Min. de lectura
28 de octubre de 2025
La renovación parcial de las legislaturas a mitad del término de mandatos presidenciales debería renovar la idoneidad de la representación democrática. De no lograrlo, ese mecanismo puede debilitar seriamente a un gobierno. En el caso de la Argentina ese instrumento ha vigorizado enormemente la legitimidad de Milei, viabilizado su mandato reformista e incrementado la influencia de un aliado externo (el presidente Trump) en el destino económico y político del país.
El resultado ha superado todas las expectativas. Si el presidente Milei esperaba apenas cautelar el poder de veto de legislación que bloqueara su agenda, la ciudadanía le ha otorgado un triunfo extraordinario que le permitirá cambiar sustancialmente los fundamentos y orientación de la economía argentina y de no pocas instituciones.
En el proceso de renovación de la mitad de los diputados (127 de 257) y un tercio de senadores (24 de 72), La Libertad Avanza (LLA) ha logrado 41% del total logrando un total de 80 diputados y 18 senadores. Constituida como la segunda fuerza parlamentaria (después del peronismo) LLA no sólo ha obtenido el tercio defensivo (evitar bloqueos) sino la posibilidad de concretar, mediante alianzas, una mayoría que permita aprobar legislación reformista sustancial (como la laboral, tributaria y de pensiones) orientadas a construir la “Argentina Grande”.
Este cambio de escenario (presente en 14 de 23 provincias) puede deberse a la reacción ciudadana frente al riesgo de un retorno kirchnerista en los comicios de 2027, a la fragmentación del Congreso y a la derrota del arbitraje político pretendido por los gobernadores de provincias según analistas. Ello, sin embargo, no explica la más baja concurrencia electoral desde 1983.
Un factor complementario puede derivarse de la advertencia del presidente Trump de retirar asistencia fundamental para la política económica de Milei de no triunfar éste. En riesgo estaban las ofertas de US$ 20 mil millones en un programa de intercambio de monedas (swap), de US$ 20 mil millones adiciones en créditos del sector privado norteamericano y una merma en la compra de moneda argentina para sostener el peso (US$ 1.2 mil millones ya realizada). El swap no es definido por Trump como un rescate financiero (como el que, con US$ 52 mil millones, se asistió a México en 1995) sino como la ayuda instrumental a un aliado proveniente del Fondo de Estabilización Cambiaria norteamericano.
La magnitud de esa asistencia es, además, superior a la del FMI. Esta entidad contrató con Argentina créditos de estabilización por US$ 20 mil millones de la que sólo se desembolsó US$ 12 mil millones y el resto irá en partes de acuerdo al cumplimiento del programa contratado. Sin embargo, no se ha esclarecido aún los términos de la contrapartida argentina a la generosidad norteamericana.
Ésta debe ser significativa en tanto la asistencia llega en circunstancias de apremio sustancial de la política económica de Milei. En riesgo estaba la banda cambiaria y el programa de estabilidad monetaria que había obligado al gobierno a facilitar dólares a costa de las reservas complicando la posibilidad de pago de la deuda argentina. Esa inestabilidad se traducía también en el deterioro del proceso de control de la inflación (que ha beneficiado a la población cayendo de 211% en 2023 a 32% interanual hoy -INDEC) y en menor acumulación de reservas (que venía subiendo de US$ 26 mil millones en diciembre de 2023 a US$ 41 mil millones hoy -Banco Central argentino) restando fundamentos a la economía e incrementando el riesgo país. El costo de esa reciente trayectoria declinante se reflejaba ya en estancamiento del PBI (que, sin embargo, es con 4.5%, la mayor tasa en la región) y el incremento del malestar social por el ajuste que ha generado superávit fiscal.
De otro lado, el apoyo norteamericano implica un fortalecimiento de los términos de vinculación de Argentina con Occidente señalados al principio del gobierno (el “ultra occidentalismo” ideológico según Rusell). Hoy ese vínculo se concentra en Estados Unidos (e Israel) y se define en términos de alianza. El presidente Milei dio muestra de ello cuando en la Asamblea General de la ONU de setiembre pasado llegó al extremo de explicar parte de la política exterior liderada por el presidente Trump.
Ésta aproximación, sin embargo, no se ha expresado aún en la disminución sustantiva de la fuerte presencia china en Argentina buscada por Estados Unidos. China, el segundo socio comercial de Argentina, mantiene en ese país importante presencia ligada a diferentes proyectos del programa la Franja y la Ruta además de una línea swap de US$ 18 mil millones cuya cancelación sería “problemática” para ese país según entidades chinas.
De otro lado, el triunfo de Milei tendrá un impacto suramericano que, sin alterar la mejorada relación con Brasil (el primer socio comercial argentino), fortalecerá el impulso liberal en el área (p.e. en Chile) y vigorizará el frente contra el socialismo autoritario en la región.





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