El descenso de la confianza empresarial en el Perú ligada a la perfomance económica local y externa podría ser peor si se percibiera adecuadamente el escenario externo.
En efecto, no es necesario ser alarmista para preocuparse, por ejemplo, por la reciente revisión a la baja de la perfomance económica norteamericana de este año realizada por el FMI (de 2.8% a 2%). Y menos cuando ésta es consistente con la reducción de la proyección de crecimiento de la primera potencia para el 2014 debido a turbulencias financieras, el impacto del fuerte invierno y del conflicto de Ucrania (BM).
Aunque para el resto año se espere una recuperación más fuerte y el tapering pudiera postergar sus plazos, ello ha impactado en la economía peruana (especialmente en el sector externo). Y lo ha hecho en un marco en el que, al margen de la desaceleración local, la proyección multilateral sobre las economías emergentes se mantiene plana cuando hasta hace poco llegó a ser la principal responsable del crecimiento global.
Por lo demás, el efecto de arrastre que pudiera generar el escaso crecimiento de la Unión Europea está complicado por las dinámicas de fragmentación y sostenimiento de las tendencias secesionistas subnacionales en esa zona de integración.
Éstas se suman a las fuertes tendencias nacionalistas que se han mostrado beligerantemente en el Este de Europa producto de la secesión y absorción de Crimea por Rusia poniendo en riesgo, además, el aprovisionamiento energético europeo. Si éste resultase afectado es claro que impactaría sustantivamente el comportamiento económico de la UE complicando la perfomance económica global.
La probabilidad de que ésta sea impactada negativamente se ha incrementado, además, porque el fenómeno nacionalista que se percibe en Occidente tiene un complemento en el Asia. Especialmente en China, India, Rusia, Malasia, Tailandia, Indonesia (Roubini) que siendo miembros de la APEC deben negociar un acuerdo de libre comercio en la cuenca del Pacífico hacia el 2020.
Esta tendencia sigue a la mayor intervención del Estado en las economías registrada para salir de la crisis en los países desarrollados y que ahora constituyen una realidad en los países en desarrollo en procura de diversificar las economías (como en el caso peruano) cuya vulnerabilidad al decrecimiento de los precios delos commodities no parece reversible salvo por un cambio en el modelo de crecimiento que el Banco Mundial ampara (al respecto el BM sugiere un mayor esfuerzo en el sector servicios).
Por lo demás sensibilidad del mercado mundial de petróleo ha renacido impulsada por la nueva y grave crisis iraquí (una eventual partición del país eventualmente producida por un grupo terrorista -el ISIS- fuertemente vinculado a sunitas postergados por el gobierno de Bagdad). En efecto desde que se anunció el blitzkrieg del ISIS en el norte de Irak el precio del petróleo superó los US$ 114 por encima de los US$ 109 en que se ha mantenido últimamente (El País).
De otro lado la economía global se viene beneficiando menos de lo deseado por un incremento de intercambios comerciales globales en tanto éstos son menos vigorosos de lo que se esperaba. En efecto la OMC reconoce que si bien el crecimiento del valor del comercio global de este año será de 4.7% éste debe compararse con un crecimiento ínfimo el año pasado (2.1%) y está por debajo del promedio de 5.3% de los últimos 20 años (un período bastante mayor que los años del boom de materias primas).
Este bajo crecimiento se produce en un contexto de incremento del proteccionismo en el G 20 y el mundo desde el 2008 a pesar de que sus miembros comprometieran un esfuerzo anti-proteccionista de proyección global. En lugar de ello, la UNCTAD, la OECD y la OMC dan cuentan de 1185 medidas restrictivas registradas desde el 2008 de la cuales apenas el 20% se han levantado mientras que entre enero y mayo de este año 112 nuevas medidas han agravado el bagaje proteccionista de las mayores economías del mundo.
De otro lado, si bien el flujo global de inversión extranjera directa se recuperó el año pasado 9% sumando US$ 1.45 trillones y la UNCTAD proyecta un crecimiento adicional para este año por un total de US$ 1.7 trillones (un porcentaje menor que en el 2013), el hecho es que a pesar que los países en desarrollo obtuvieron el 54% del flujo, la brecha a favor de los países asiáticos (US$ 426 mil millones) no ha podido ser acortada por los latinoamericanos (US$ 292 mil millones de los cuales Brasil recibió US$ 60 mil millones, México US$ 38 mil millones, Chile US$ 20 mil millones, Colombia US$ 17 mil millones y Perú cerca de US$ 10 mil millones según la UNCTAD).
El menor flujo relativo hacia el Perú y Suramérica podría reducirse aún más si el riesgo regional se incrementa como consecuencia del peligro de una cesación de pagos en Argentina. Éste se configura por la disposición de un tribunal norteamericano que prohíbe el pago de intereses de los bonos castigados por el gobierno argentino (la “quita” de alrededor del 70% del valor de los bonos originales como producto de la crisis argentina del 2001) mientras no se cancele a los fondos que no cedieron a la rebaja del valor incentivados por un “fondo buitre” (el NML, derivación de un hedge fund que compró títulos públicos en problemas cuyo pleno valor espera redimir por decisión judicial).
Aunque Argentina ha mejorado su calidad de pagador con el Club de París, con empresas como Repsol y hasta ha interactuado constructivamente con el CIADI (The Economist), una eventual rebeldía frente a la sentencia en cuestión podría llevarla a una situación complicada que puede aún salvarse mediante una sensata negociación.
Este conjunto de problemas estructurales y de coyunturas, globales y regionales debiera evaluarse mejor para medir la confianza empresarial en el Perú y su eventual impacto en la economía.
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