Puede ser que la China no participe de la negociación del acuerdo transpacífico pero sus más altas autoridades, a diferencia de nuestros socios occidentales, visitan Latinoamérica generando extraordinarias expectativas.
En ello hay mucho de realidad y no poco de mito. Lo real es que China es el primer socio comercial del Perú con una participación de 18% del mercado en el 2014 consolidando su predominio sobe Estados Unidos (16% del mercado) (CCL).
Y en inversión directa, China ha pasado de los US$ 2 mil millones del período 1990-2009 a US$ 6846 millones entre el 2010 y el 2013 (CEPAL/CELAC) sin contar inversiones como Las Bambas (que pueden llegar a los US$ 10 mil millones) y Toromocho (US$ 4800 millones). Ello la convierte en el primer inversionista minero en el Perú.
Es más, la relación con China constituye un verdadero shock comercial-financiero para América Latina. Éste es positivo si en pocos años China pasa a ser el segundo socio comercial de la región y el tercer destino de sus exportaciones (“leales”) según el Primer Ministro Li Keqiang.
Y es negativo si el 75% de las adquisiciones chinas en la región se concentran en cinco productos primarios (CEPAL) contribuyendo al arraigo de un patrón que dista de las necesidades diversificadoras del área y profundiza las condiciones dependientes de nuestra economías (muy buena parte del descenso de los precios de los commodities se debe a la desaceleración china).
Este tipo de relación es inconveniente en el largo plazo si la región desea progresar aun bajo condiciones de bajo crecimiento. Peor aún si los medios destacan que la reciente visita del Primer Ministro chino “privilegia a los países de mayor fundamento liberal” sin mencionar los compromisos que China ha adquirido, p.e., con Venezuela que, a cambio de aprovisionamiento petrolero, China brinda el crédito que permite sostener el rumbo catastrófico de la economía venezolana.
Y es que las visitas de las autoridades chinas son siempre espectaculares además de contantes y sonantes sin tener en cuenta los fundamentos de los potenciales beneficiados. Éstas han ayudado a cuajar a la suma de US$ 22 mil millones prestada a la región en el 2014 (superando los créditos del Banco Mundial y del BID según algunos) a los que se sumarán inversiones por US$ 250 mil millones en 10 años prometidos en Chile.
Sin ello es parte del mito, el hecho es que estas visitas que forma parte de la realidad de la nueva configuración económica mundial en la que las economías emergentes representan entre 49% y 51% del PBI mundial. Y China es su principal representante.
Esa realidad debiera descontar algunos grandes proyectos regionales de una potencia que piensa en términos megatómicos. Del aún brumoso proyecto del canal en Nicaragua pasamos ahora a considerar un tren biocéanico sufragado y planificado por China que alteraría la geopolítica regional sin que el gran proyecto multimodal del Amazonas se haya puesto en vigencia. Corresponde a Perú y Brasil –y no a China- decidir sobre semejante cambio.
Komentar