Ucrania: Suma 0 y Negociación Necesaria
- Alejandro Deustua
- 23 feb 2023
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24 de febrero de 2023
A un aƱo del inicio de la invasión rusa de Ucrania, la guerra no parece tener horizonte de solución. Menos cuando los aliados de la OTAN han asegurado que seguirĆ”n apoyando, material e incondicionalmente, a Kiev hasta la victoria mientras el presidente Putin afirma que el conflicto ha devenido en āexistencialā para su paĆs y ha suspendido el Ćŗltimo tratado de limitación de armamentos suscrito con Estados Unidos (New SART).
En efecto, en la Conferencia de Seguridad de Munich (17-19 de febrero), los participantes occidentales han reiterado pĆŗblicamente sus motivaciones y compromisos con la defensa de Ucrania y una vocera de los organizadores estableció los parĆ”metros de futuro. El triunfo (sin definición alguna) es el Ćŗnico resultado posible para la estabilidad europea. Una victoria rusa, en cambio, serĆa catastrófica para ese continente y el mundo mientras que un resultado intermedio es una receta para el desorden permanente, dijo.
En ese marco, la Vicepresidente de Estados Unidos Kamala Harris expuso las razones morales (no dejar impunes los crĆmenes de guerra) y de interĆ©s nacional (la defensa de principios democrĆ”ticos y de integridad de los Estado, de la OTAN y de la normas del sistema internacional) para asistir a Ucrania āpor todo el tiempo necesarioā. En esa vena el Primer Ministro britĆ”nico redobló su compromiso de aprovisionamiento militar (eventualmente, material aĆ©reo) mientras el canciller ucraniano reclamó, con la autoridad del agredido, mĆ”s armamento (ya logró 6 de 7 tipos de armas) y su entrega con rapidez y āsostenibilidadā asegurando que Ucrania no comprometerĆa territorio para lograr un resultado final.
Y si bien el Canciller alemĆ”n no matizó el cambio radical de su polĆtica de defensa, su ministra de Relaciones Exteriores dejó entrever un tautológico anuncio de paz: la guerra terminarĆa de inmediato si Rusia emprende la retirada sin prever que el presidente Putin afirmarĆa inmediatamente despuĆ©s que es āimposible una derrota rusa en el campo de batallaā. Entre los occidentales, sólo el presidente de Francia consideró que era necesario preparar, aunque no en el corto plazo, el escenario de la paz.
En total contraste, el Canciller chino invocó a los asistentes meditar sobre la necesidad de finalizar la guerra, sobre una paz durable en Europa y sobre el rol que debĆa ejercer ese continente con āautonomĆa estratĆ©gicaā. Ese planteamiento, que pudo entenderse como divisionista de la alianza occidental, tendrĆa luego un desarrollo de doce puntos en la visita que el Canciller realizó, de inmediato, a MoscĆŗ al tiempo que el presidente Biden se encontraba en Kiev con el presidente Zelensky confirmando su solidaridad.
En efecto, el deseo chino de consolidar un rol en el teatro europeo que previniera la proyección de esa circunstancia bĆ©lica en Asia, fortaleciera la āamistad sin lĆmitesā con Rusia y su rol global lo llevó a plantear el desescalamiento inmediato del conflicto, el cese de hostilidades y el inicio de conversaciones de paz. La propuesta incluyó la disminución del riesgo nuclear, el abandono de la āmentalidad de Guerra frĆaā, el tĆ©rmino de las sanciones económicas y el inicio de la reconstrucción.
Sin embargo, poniendo en duda su propuesta y resguardando su pretendida neutralidad, China votó contra una Resolución de la Asamblea General de la ONU que demandó ese mismo dĆa, el retiro inmediato de las fuerzas rusas, justicia para las vĆctimas y atención al impacto global de la guerra (seguridad alimentaria, energĆ©tica, financiera y ambiental).
Dado que este aporte de la Asamblea tiene apenas carĆ”cter de recomendación y que sus suscriptores (141 de 193 paĆses) serĆan los mismos que, en marzo pasado, exigieron el retiro de las fuerzas rusas, Ć©ste no parece un indicador cierto de una solución rĆ”pida.
Aunque la propuesta china tampoco lo es, sà tiene el peso de una potencia de calado sistémico. Para empezar, el presidente Zelensky anunció su interés de reunirse con representantes chinos para considerar la materia.
Pero la tendencia matriz sigue siendo la beligerante. A la espera de enfrentamientos aún mÔs sangrientos a fines del invierno, debe tenerse en cuenta que el conflicto se ha escalado en el año, que su carÔcter complejo se ha intensificado en mayor número de Ômbitos y con mÔs actores (tradicionales y no tradicionales) y con la incorporación de armamento que hace indistinguible su carÔcter defensivo u ofensivo.
Si lo Ćŗnico constante en el conflicto es la identidad del agresor (Rusia) y del agredido (Ucrania), su efecto global ha devenido en un schock permanente que debilita la economĆa internacional mientras los alineamientos no occidentales se incrementan y la tendencia al desorden sistĆ©mico se complica.
De otro lado, el hecho de que la āoperación militar especialā rusa (que en realidad empezó en Crimea el 2014) para desnazificar y desmilitarizar Ucrania (o parte de ella) haya devenido en una āguerra existencialā para el presidente ruso, es una seƱal mĆ”s de que Ć©sta serĆ” prolongada y de mayor riesgo.
En tanto los beligerantes han consolidado un posicionamiento de suma 0, el rol de los que saben bien quién es el agresor pero no han tomado parte en el escenario militar, debe manifestarse mediante iniciativas plurilaterales de solución a ser planteadas directamente a los beligerantes resguardando los derechos del agredido. Aún con fuerzas sistémicas en movimiento, ello no puede ser mÔs urgente.




