El Presidente Humala realiza su primera visita oficial a Estados Unidos en momentos de redefinición de la relación sino-norteamericana, de incremento de influencia china en Centro América, el Caribe y México y de cambio del rol colombiano en el norte suramericano. En consecuencia, la visita del Presidente Humala no debe culminar con el mero fortalecimiento de la relación actual.
Al respecto, se ha informado que el status de la relación peruano-norteamericana se elevará a una “asociación estratégica”. La definición de esa categoría no es clara pero implicaría la ampliación de intereses coincidentes de satisfacción preferencial en el marco de las “alianzas” flexibles con que Estados Unidos busca distribuir los costos de la seguridad y el desarrollo en la región.
No sabemos si ello será posible sin la conclusión previa de acuerdos fundamentales (p.e. de cooperación militar o lucha contra el narcotráfico), pero lo esperamos. Y no sólo porque Chile sostiene ya una suerte de relación especial con Estados Unidos, sino porque Colombia se convertirá próximamente en núcleo articulador del norte suramericano.
Esa evolución geopolítica generadora de influencia surgirá del posible éxito de las conversaciones de paz con las FARC (que consolida soberanía y libera capacidades); del inicio de conversaciones con la OECD para lograr la plena incorporación colombiana a esa entidad a la que ya pertenecen México y Chile consolidando su marcha al desarrollo; y de la formalización del vínculo colombiano con la OTAN como “socio global” (que le permitirá acceder a información, tecnología y capacitación como sujeto generador de estabilidad).
La evolución colombiana tendrá un impacto positivo en la Alianza del Pacífico y en la región añadiendo a ésta arraigo y proyección liberales. Y contribuirá también a albergar mejor el “nuevo modelo” de relación que Estados Unidos y China procuran para incrementar la cooperación en el marco de la competencia estratégica. La ambivalencia de ese modelo se refleja ya en el área de influencia norteamericana (Centroamérica, el Caribe y México) crecientemente matizada por términos económicos chinos.
En ese escenario, el Perú debe traer en cartera innovaciones concretas en la relación con Estados Unidos y decisiones para no atenuar su influencia en la Alianza del Pacífico.
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