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Alejandro Deustua

FMI, Fragmentación Global y Geopolítica

15 de mayo de 2024



En un escenario de mejor balance de riesgos, el FMI se ha pronunciado sobre los riesgos de fragmentación global. Los riesgos “geopolíticos” le son reconocibles y cuantificables mientras que los de un deterioro de la globalización le son más difíciles de identificar (la relación de comercio/PBI ha sido de 41% a 48% desde el 2000 grosso modo) (1).


Tal diferencia pareciera una contradicción en tanto lo que se fragmenta geopolíticamente es la interdependencia global determinada por escenarios regionales divergentes o en conflicto. Ello se reporta en índices cuantitativos que muestran una percepción de riesgos superior a la afirmación del balance general de los mismos.


De otro lado, la aproximación del Fondo a la problemática “geopolítica” es menos estructural (no se refiere a polos de poder sino a bloques económicos) que procesal (referida a interacciones comerciales, de inversión y de cooperación en deterioro). Ello puede disculparse porque la materia no es su especialidad.


Al respecto el FMI reconoce la existencia de una nueva y más peligrosa “Guerra Fría” sin tener en cuenta que ésta no se define en un concepto sino como referencia histórica a una forma de relación entre bloques (el comunista y el capitalista o liberal), polos (el bipolar) y zonas de influencia (escenarios de dominación) en ausencia de guerra militar directa. Al respecto debe tenerse en cuenta la diferencia entre lo que ocurrió de manera más simple  en el período 1947-1948/1989-1991y la mayor complejidad de hoy cuando surgen y se confrontan más de dos grandes potencias, los factores ideológicos que las oponen no son claros (sólo se reconoce el dinamismo anti-liberal o anticapitalista de diversos orígenes),  emergen modos civilizacionales e identitarios en conflicto (el caso del islamismo radical o del budismo contra Occidente y los nacionalismos), la controversia principal es sobre modelos políticos “atenuados”(democracias de varios tipos vs autoritarismos -no totalitarismos-)  y se reafirma la vigencia de zonas de influencia contra su recusación por Estados Unidos.  La nueva “Guerra Fría”, entonces, quizás no sea la mejor forma de definir la confrontación sistémica  actual. Teniendo en cuenta que en economía la significación de cada concepto tiene consecuencias prácticas, el Fondo podría corregir este error (que es reiterado, sin embargo, por académicos y políticos de muy alta nota).


Y sin embargo, el Fondo reconoce  implícitamente la complejidad afirmando que la fragmentación del orden internacional es hoy mayor que a inicios  de la Guerra Fría original por la sencilla razón de que el nivel de interacciones es ahora muy superior (la relación entre comercio y PBI es de 45% mientras que es ese momento de la Guerra Fría era de 16%).


Es en ese marco que se da cuenta que las importaciones norteamericanas desde China han caído -8/ entre 2017 y 2023, que las exportaciones chinas se ha reducido en 4% y que la relación entre Occidente y Rusia ha colapsado en un contexto comercial y de inversiones declinante (-12% y -20%, respectivamente).


Ello se debe a dos factores relativamente recientes. El primero corresponde a los grandes  shocks  (COVID, la invasión rusa a Ucrania -no se menciona la crisis de 2008-2009-). El segundo responde a una tendencia de los países (especialmente de las mayores potencias, suponemos) a organizar sus interacciones de comercio e inversión por razones de seguridad nacional. Aunque el FMI señala las peligrosas consecuencias de esa tendencia se resiste a calificarla de neo-mercantilista  (ello implicaría el reconocimiento de un cambio de principios rectores).


Esos factores contribuyen a la reasignación de los flujos económicos de “bloques” sea interactuando entre ellos o dentro ellos. La fragmentación correspondiente se expresa  en una mayor caída del comercio y la inversión  entre bloques desde la invasión rusa (de -12% y -20%, respectivamente) que en el declive de las interacciones intra-bloques.


Los bloques reconocidos serían tres según el Fondo. Los liderados por Estados Unidos, China y los no-alineados. Al respecto el FMI acierta en el hecho de que los países generalmente sindicados como pertenecientes a un determinado bloque no conforman hoy necesariamente alineamientos tradicionales (lo que no implica que ello no ocurra -como en el caso europeo- o no vaya a ocurrir) sino más bien  “inclinaciones” de esos países por un determinado bloque. Pero el Fondo no acierta al sugerir que esos tres bloques sean los únicos y tampoco en el supuesto de que integrantes de los “no alineados” conformen un bloque.


Si el Fondo se refiere al Movimiento No Alineado, olvidó mencionar que su fracaso en el siglo XX persiste en el siglo XXI. Y si prefiere reconocer a ese grupo amorfo como el denominado “sur global” resulta alarmante que, a pesar de las evaluaciones periódicas que realiza el FMI en cada país y del esfuerzo de especificidad que consta en sus proyecciones de la economía mundial, termine confundiendo al conjunto de economías emergentes y de países en desarrollo en una misma categoría en asunto tan importante.


Especialmente si el Fondo otorga a algunos de estos países el rol extremadamente importante de fungir como atenuadores de la fragmentación en tanto desempeñarían  el rol de “conectores”. Ese rol es entendido como la actividad que permite que la interacción comercial y financiera entre economías grandes y bloques sea facilitada por estos países en tanto canalizadores de flujos internacionales. Al respecto se menciona como ejemplos a México (para la relación entre Estados Unidos y China) y Viet Nam. Sin embargo se olvida el rol de los “conectores” europeos de inversión extranjera que distorsionan la estadística de la misma.


En todo caso, en materia comercial, la fragmentación se expresa en restricciones incrementales (las de 2023-24 triplicaron las de 2019) y en reorientaciones estatalmente organziadas que pervierten la eficacia de las ventajas comparativas, reducen la competencia, desalienta la inversión vinculada a las transacciones e impiden la transferencia de conocimiento que éstas generan.


Y en materia financiera las sanciones unilaterales y colectivas y los redireccionamientos financieros generan pérdidas de las ventajas de riesgos compartidos, incrementan la volatilidad y el riesgo de crisis, arriesga el sistema global de pagos (especialmente si se pierde la cooperación entre sistemas de pagos emergentes) y aumenta la inestabilidad monetaria.


Ello a pesar de que el dólar es hoy todavía el medio de pago y de reservas dominante y de que las mayores adquisiciones de oro no ha perturbado el escenario de estas últimas.


Para amortiguar el riesgo de la fragmentación global “geopolíticamente” motivada (cuyo impacto se estima entre 0.2% y 7% del PBI global según la fuente de cálculo) y teniendo en cuenta que las propuestas “ideales” (el mantenimiento del actual sistema sin modificaciones) no son funcionales,  el FMI propone fortalecer el sistema de comercio (la OMC) mediante mejoras en la solución de controversias, en el trato de restricciones comerciales (y de subsidios) y la normativa para el diseño de políticas industriales.


Y en el ámbito financiero el Fondo considera necesario prevenir la mayor fragmentación del sistema global de pagos, de sus estándares, mejorar las participaciones nacionales, el monitoreo de las criptomonedas y sus transacciones y, en general, mejorar la calidad de la comunicación y el incremento de la confianza.


Además sostiene que los países “no alineados” deberían emplear mejor sus capacidades para preservar la integración mundial, identificar áreas de interés común y participar más y mejor en la regulación de nuevos temas como el comercio digital.


Al respecto, debería agregarse una recomendación a nuestras autoridades. Éstas deben tener la perspicacia de moderar su propensión hacia el “bloque chino” (especialmente, en infraestructura crítica) e intensificar su vinculación con el bloque occidental sin perder capacidad de decisión.


(1) IMF, First Deputy Managing Director Gita Gopinath, Geopolitics and its Impact on Global Trade and the Dollar

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