Aunque el crecimiento regional decaerá este año en relación al 5.7% del 2007, la Cepal anuncia una buena perfomance para el 2008 (4.7%) y el 2009 (4%) en América Latina y el Caribe. Mejor aún, el Perú superará de lejos ese promedio para alcanzar este año una tasa de 8.3% (vs 8.9% de crecimiento el año pasado).
Estas proyecciones deberían contribuir a reducir la incertidumbre que genera el continuo deterioro económico y político del contexto externo y los nuevos desafíos internos como el incremento de la inflación.
Esa expectativa se verá minimizada, sin embargo, en tanto la CEPAL no ha presentado adecuadamente la estimación económica de esos desafíos internacionales. A pesar de que la vulnerabilidad regional ha disminuido considerablemente debido a mayor solvencia fiscal y al mayor espacio para aplicar políticas anticíclicas (y en el caso del Perú, a la mayor incidencia de la inversión interna), el hecho es que la erosión de la perfomance de las mayores potencias económicas se ha ampliado a todas ellas adelgazando la línea de resistencia de las economías menores.
En efecto, la OCDE considera que si bien la proyección de crecimiento del G7 se mantiene en 1.4% para el 2008, el estimado para los países de la zona del euro decrece de 1.8% a 1.2% y para Japón se reduce de 1.7% a 1.2%. El contrapeso a esta ampliación del núcleo generador de desaceleración de la economía global será, menos mal, la economía norteamericana que crecería este año 1.8% (vs el 1.2% proyectado hace pocos meses).
Si bien la evolución norteamericana es un aliento, ésta ha pasado de mala a menos mala y ciertamente no ha alcanzado aún el punto de inflexión que extraiga al mundo de un eventual ciclo recesivo. Ello se seguirá reflejando en menor demanda de exportaciones de economías menores, cuyo efecto en la caída de los precios de los productos básicos ya es manifiesta (especialmente en el caso del petróleo que se ha situado por debajo de US$ 110 el barril cayendo de US$ 140 hace pocos meses –lo que confirma, de paso, la incidencia especulativa en los precios).
Por lo demás, el reporte cepalino tampoco registra la pérdida de competitividad de América Latina y el Caribe frente al Asia donde la perfomance china se mantiene en las vecindades del 10% intensificando la enriquecedora interdependencia del comercio interasiático (Japón estaría exportando ya más a China que a Estados Unidos).
La ampliación de la brecha de competitividad con Asia, sin embargo, quizás haya perdido algo de fuerza como consecuencia de la desaceleración de la economía japonesa (que sigue siendo la segunda del mundo). Ello tendrá un impacto importante en esa región en tanto que Japón no sólo exporta más a su vecinos sino que invierte también más en ellos. Y esa locomotora ha vuelto a desacelerarse, aunque en un escenario de mayor crecimiento relativo regional.
Si estas referencias pudieran mantenerse al margen en un contexto en el que la competencia se ha incrementado, podríamos estar tranquilos con el particular diagnóstico cepalino: América Latina sigue experimentando el mayor ciclo expansivo de los últimos 40 años y creciendo a tasas por encima del promedio de 3% en los últimos seis años. Ello implica una reducción efectiva de la desocupación, el decrecimiento real de la pobreza (9% entre el 2007 y el 2007) aunque ésta registre aún niveles muy altos (35%), el incremento de la inversión a 21.1% del PBI regional (los países del sudeste asiático llegaron a aproximarse al 27%), un aumento del consumo privado de casi 7% el año pasado y ganancias por términos del intercambio de 33% superiores al promedio de la década de los 90.
Por lo demás, el impulso externo de la inflación (por incremento de precios del petróleo y de los alimentos) debería reducirse (aunque el efecto tarde en llegar). Por tanto, ese gran problema regional reclamaría políticas menos drásticas en el futuro.
Ello sin embargo, no debe abrir las puertas al descuido. Y mucho menos con el incremento sustancial de importaciones de bienes de consumo (las de bienes de capital, en el caso peruano, siendo un buena señal, presentan también problemas ligados a la “sobreinversión” según la autoridad local).
Pero, en un contexto en que la inversión extranjera no ha decaído sustancialmente, quizás el riesgo mayor sea la erosión de las ganancias por términos de intercambio debido a la reducción del valor de las exportaciones y el incremento del correspondiente a las importaciones.
Antes que confiar en las buenas noticias el Perú debe proteger sus fundamentos económicos y favorecer el crecimiento sustentable. Ese objetivo debe buscarse por encima del promedio regional con el propósito adicional de cerrar, en lo posible, la brecha con el Asia. A ese esfuerzo, lamentablemente, no contribuyen muchos países de la región. Y la CEPAL tampoco lo reporta.
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