Brasil Cae Fuertemente en las Percepciones del Clima Económico (Y Arrastra a América Latina Aunque en un Marco Aún Favorable).
Dentro de su precariedad no sólo los índices económicos sonríen nuevamente a los países desarrollados (y se vuelven contra los países emergentes y en desarrollo) sino también las percepciones.
Así, la última Encuesta Económica de América Latina IFO (Universidad de Munich)/FGV (Fundación Getulio Vargas) plantea que el clima económico en los primeros ha mejorado considerablemente en términos de situación económica y de expectativas mientras que ocurre lo contrario con los países asiáticos y latinoamericanos.
Es decir, el ámbito de las percepciones confirma lo que indican las mediciones macroeconómicas de los organismos multiltaterales sobre estos grupos de países. Ello tiende consolidar una realidad que, hasta hace poco y de manera inversa, los emergentes celebrábamos como un indicador de cambio sistémico en el posicionamiento en la jerarquía mundial del bienestar y progreso.
Es más, dentro de los desarrollados son los países occidentales que resultan mejor posicionados a pesar de su relativamente bajo crecimiento y alto desempleo. En cambio Japón pierde sitio.
Y lo mismo ocurre con China debido a la incertidumbre que genera el tránsito de “un modelo basado en crecimiento de la infraestructura a otro basado en el consumo interno” mientras que otros países asiáticos caen en la evaluación de su competitividad internacional, confianza en las políticas del gobierno, inflación y falta de mano de obra calificada entre otros factores considerados en la encuesta.
En América Latina lo más saltante es la percepción contraria entre el Perú (que junto con Uruguay, Colombia y Bolivia resultan los mejor posicionados por situación y/o expectativas, aunque Uruguay decaiga algo) y el Brasil, el baluarte de las economías emergentes.
Ello no configura un caso triunfal para el Perú en tanto las expectativas mejoran pero la situación económica desmejora (especialmente en materia de competitividad y de mano de obra calificada) en un marco de deterioro regional (en efecto, el clima económico de siete de once países cae según la encuesta de abril en relación a enero). Ello resulta en un promedio por debajo del global que coincide con un crecimiento económico este año de apenas 2.3% en relación al 2.5% del mundo.
Aun así, el clima económico peruano es percibido entre los mejores de la región junto con el de Colombia, Paraguay, Uruguay e, increíblemente, Bolivia.
En cambio, la caída del clima económico brasileño es la mayor entre todos los encuestados (-20%) situándose en el peor nivel desde 1999. En un marco de protestas motivadas por los dispendios de la Copa del Mundo esta encuesta (que registra un empeoramiento en la competitividad internacional, en la confianza en el gobierno y en la situación de competitividad y del déficit público brasileños) impactará el liderazgo electoral de la Sra. Rousseff antes de lo esperado teniendo como referencia las elecciones de octubre próximo.
La situación es aún más grave porque Brasil comparte con Venezuela y Argentina el sector de peor situación en el área según la encuesta.
Ello tiene una consecuencia en el mundo de las percepciones: el peso de Brasil arrastra hacia abajo la percepción del clima económico en América Latina que, sin embargo, se mantiene como una región (o un grupo de países) de “evaluación favorable”.
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